Brazo de gitano de piña




Natalia nació en el seno de una familia musulmana, pero pronto quedó huérfana de padre. Era el inicio de una noche oscura sin fin, que se extendía sobre su destino y donde reinaban el llanto y la desesperación.

¿Qué otra cosa podía esperar de la vida una mujer desamparada con una hija a su cargo? Era el año 825 y en Córdoba reinaba el emir Abderramán II. La madre, quizás por amor, pero tal vez para no morir de hambre, se casó con un buen hombre, que las acogió en su casa y las amó con todo su corazón.

La niña fue educada según los preceptos del cristianismo, la religión de su nuevo padre. Nunca le faltó el cariño y creció feliz, a pesar de la persecución a la que estaban sometidos los cristianos. Ya era moza cuando se casó por amor con Aurelio.





Juntos decidieron que cambiarían el mundo, haciendo pública su fe. Creían que sólo así evitarían que más cristianos se pasaran al islamismo, pero únicamente consiguieron  que los encarcelaran y los torturaran para hacerlos renegar de su religión.
No consiguieron doblegar su fe. Al contrario, cuanto más cruelmente se la querían arrebatar, más fuerte era esta. Finalmente fueron degollados tal día como hoy, un 27 de julio.





Si os gusta el aspecto de este Brazo de gitanode piña, animaros a hacerlo. Su elaboración no es nada difícil y el resultado es bastante espectacular. En primer lugar hac emos la crema y la dejamos unas horas en la nevera. Después, hacemos la lámina de bizcocho, rellenamos el brazo y lo decoramos. ¿Ya os habéis animado?

Para hacer la crema ponemos a hervir la leche, e hidratamos la gelatina con agua fría. Batimos las yemas con el azúcar hasta que blanqueen, añadimos la fécula y seguimos trabajando, hasta que esté bien integrada. Añadimos entonces la leche caliente, lo mezclamos bien y lo llevamos al fuego, muy suave.

No paramos de remover hasta que arranque el hervor. Esto será cuando veamos que hace puff. Apartamos la crema del fuego, le damos una buena batida y le añadimos la gelatina escurrida. Batimos hasta que se deshaga, y añadimos el zumo de la piña.

Cortamos 4 rodajas de piña en trocitos pequeños y también los incorporamos a la crema. Removemos bien y la dejamos enfriar en la nevera, tapada con film transparente.




Para hacer la lámina de bizcocho, encendemos el horno a 180º. Batimos los huevos con el azúcar hasta que blanqueen y ponemos la ralladura de limón. Pasamos la harina y la levadura por un cedazo y los añadimos también suavemente. Finalmente incorporamos las claras a punto de nieve con movimientos envolventes, sin batir. Ponemos un papel de horno sobre una bandeja del horno y con una espátula extendemos la masa. La horneamos durante 10 minutos.

Una vez cocido, sacamos la bandeja del horno y tapamos el bizcocho con un paño de cocina. Le damos la vuelta y le quitamos el papel de horno. Le volvemos a dar la vuelta de manera que la parte tostada quede arriba, y la vamos enrollandoo con el trapo. Lo dejamos así hasta que enfríe del todo. Si mis explicaciones no son suficientemente comprensibles, mirad el paso a paso aquí.





Ponemos 4 rodajas de piña sobre papel de cocina, para que absorba su jugo. Extendemos la crema sobre la lámina de bizcocho y lo volvemos a enrollar, para darle forma de brazo. Pintamos toda la superficie con mermelada de albaricoque, que previamente habremos calentado con un poco de agua y luego colado.

Adornamos con almendras tostadas los laterales del brazo. Cortamos las rodajas de piña por la mitad y las ponemos encima del brazo. Adornamos con grosellas y figuras de chocolate.





Ingredientes:

Para hacer la lámina de bizcocho:
3 yemas
100 g de azúcar
ralladura de limón
90 g de harina
1 cucharadita de Royal
3 claras

Para hacer la crema:
250 ml leche
3 yemas
125 g azúcar
40 g fécula (maicena)
200 ml zumo de piña
3 hojas de gelatina
4 rodajas de piña

Para adornar:
3 cucharadas de mermelada de albaricoque
25 g almendras laminadas tostadas
4 rodajas de piña
125 g grosellas
75 g chocolate




Dedico este Brazo de gitano de piña a mi hija Natàlia, a la que quiero muchísimo. No podré ahorrarle los sufrimientos propios de la vida pero espero que los momentos felices, que le daré mientras saborea este brazo tan delicioso, la acompañen siempre.