Pan bagnat




El joven Gilles Sauvignac iba cada día a la viña con la azada cargada al hombro. Caminaba con paso ligero mientras silbaba una canción alegre, en amistosa rivalidad con los jilgueros, que con sus cantos llenaban de armonía los campos.

Hacía poco que se había casado y el mundo le parecía maravilloso. Veía la perfección de la obra del Creador en el azul del cielo, en el verde de los pámpanos que cubrían las cepas y en el suelo rojizo que pisaba. No le preocupaban ni la llegada de una repentina granizada ni la visita masiva de gente de ciudad que dejaban un rastro de suciedad allí por donde pasaban.

Tenía treinta años y era fuerte como un león, trabajador como nadie. Tenía la viña más limpia de toda la comarca y conocía sus uvas como un pastor a sus ovejas.

Cuando el sudor empezaba a caer incesante por su frente, se tumbaba bajo un pino y esperaba la llegada de su amada, que no tardaría en aparecer con el bocadillo del desayuno entre las líneas de miles de amapolas que dibujaban el camino. Y así, mientras los ojos contemplaban satisfechos, a un lado, la viña trabajada, y al otro, el andar juvenil de la chica más bonita del mundo, pensaba que éste era el mejor momento del día.




El Pan bagnat (pan banhat en lengua occitana), es un bocadillo típico de la Provenza y, especialmente, de la zona del antiguo condado de Niza, que está hecho con los ingredientes de la ensalada niçoise, aunque inicialmente sólo estaba untado con tomate y aceite. Y, si en su origen era el desayuno sabroso de los campesinos, ahora es la comida de moda de los turistas que visitan la ciudad.

Es una receta muy fácil de preparar y que podemos adaptar a nuestros gustos añadiendo otras verduras como pepinos o rábanos.

Si, ahora que empieza a hacer buen tiempo, os gustaría hacer un picnic, animaos a hacer este Pan bagnat ¡porque tendréis el éxito asegurado!

Cogemos el pan y lo cortamos horizontalmente en dos partes, la parte superior más pequeña para que sirva de sombrero. Sacamos la miga de la parte inferior para formar una cazoleta.

Ponemos a escurrir el atún y las anchoas. Cocemos las habitas durante 1 minuto en agua hirviendo, y después las pelamos.




Cortamos la cebolla tierna, los pimientos y los huevos en rodajas, los tomates a cuartos.

Cortamos el ajo por la mitad y frotamos el interior del pan con el lado cortado. Luego lo rociamos con vinagre y a continuación con aceite.

Llenamos la cazoleta de pan con las aceitunas, la cebolla tierna, el pimiento, las habitas y el tomate, el atún y las anchoas, y los huevos. Tapamos y ya podemos sacarlo a la mesa.

Ingredientes (para 4 personas):

4 panecillos redondos de 80-90 g
1 ajo
2 latas (225 g) bonito del Norte (atún blanco) en aceite de oliva
1 lata (50 g) anchoas del Cantábrico
4 cucharadas de habitas desgranadas
1 cebolla tierna
1 pimiento verde
12 tomates cherry
2 huevos duros de agricultura ecológica
2 cucharadas aceitunas negras de Aragón
vinagre de manzana ecológico
aceite de oliva virgen extra





Con este Pan bagnat participo en la propuesta que hacen  Els fogons de la Bordeta   y   Xocolata desfeta    para   La recepta del 15    y que este mes está dedicada a los bocadillos.




1 comentario:

  1. Margarida lo importante es sabe hace el pan bagnat, que lo eo un tanto difícil. mas fácil es rellenar el pan, eso me gusta y mucho. Ademas ese relleno al estilo Niza o ensalada nizarda siempre me ha gustado.
    el relato parece de cuento de hadas que no creo que sea así. y la receta igualmente sencilla, el pan con tumaca es muy vuestro, jejeje
    Bss almerienses.

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