Alcachofa Prat rebozada




Cuando nos preguntaban qué queríamos ser de mayores, mis amigas respondían con ademán interesante y decidido que ellas serían peluqueras, secretarias o maestras. Y sus padres asentían satisfechos imaginando el futuro brillante de sus hijas.

Yo tenía muy claro que quería ser pagesa, pero ya miraba  bien de ocultar mis sentimientos porque sabía que nadie me entendería, en una época en que los trabajadores del campo se avergonzaban de su condición y huían a la ciudad en busca de una vida más cómoda, al amparo de la industria.

Yo no veía las dificultades de vivir en el campo, ni las manos ásperas ni las alpargatas llenas de barro. Ni el mal tiempo, ni las plagas que todo lo arrasan ni siquiera los días sin descanso. Al contrario, tenía una visión romántica, y me imaginaba saliendo de casa con una cesta en la mano e ir a pasear por el campo y saludar a los jornaleros que los cultivaban.

Ahora cojo los guisantes más tiernos y me los llevo a la boca para saborear su dulzura, ahora cojo una lechuga y cuatro tomates para la ensalada...

Si quiero reposar un momento, me siento en un margen y parto las almendras que llevo guardadas en el bolsillo. Y si es hora de merendar, me subo a la higuera y elijo los frutos más dulces.

Me intereso por todos, pregunto las novedades y hago un ramo de flores para llevarlas a casa y que luzcan esplendorosas en el jarrón del comedor. Y me voy a dormir orgullosa de llevar la vida más feliz que uno pueda imaginar.

-Tú has visto demasiadas películas! -me espetó un día en la cara mi hermano.





El pasado miércoles, durante unas horas, pude hacer realidad mi sueño, pues el Consorcio de Turismo del Baix Llobregat nos invitó a una treintena de personas del mundo gastronómico y periodistas especializados a pasar una jornada de holeriturismo para descubrir la Alcachofa Prat.

En la masía de Can Comas ya pudimos ver todo un abanico de productos de la despensa de Barcelona, a la vez que la Presidenta del Consorcio del Parque Agrario, la Sra.. Rosa Boladeras, nos daba la bienvenida. A continuación la chef Cristina Puig nos hizo un taller de cocina muy original en el que pudimos experimentar con la alcachofa cruda.




Después fuimos paseando hasta la finca de Cal Xagó y, rodeados de alcachoferas, Joan Ribas y Albert Bou, dos de los pageses que más saben de este cultivo, nos explicaron todos los secretos de este producto.

Y allí mismo pudimos saborear unas alcachofas asadas al calor de unas brasas, bien regadas con aceite de oliva y con una pizca de sal, y que previamente habían picado en esta piedra.




De regreso a Can Comes nos explicaron el proyecto Arboretum, basado en la recuperación de diversas especies de frutales que habían desaparecido. Y ya muertos de hambre, nos dirigimos hacia los jardines de la masía, donde nos esperaban 23 cocineros adheridos a la campaña Los sabores de la Huerta del Baix Llobregat con sus creaciones. ¡Creedme si os digo que no dejamos ninguna sin probar!

Después volvimos a la ciudad,  reencontrándonos con su ruido y su gente ajetreada. Pero nosotros éramos felices sabiendo que a 15 minutos del centro de Barcelona hay un mundo donde todos los sueños pueden hacerse realidad.

Agradezco al Consorcio de Turismo del Baix Llobregat la amabilidad que tuvieron de invitarnos a esta Campaña Gastronómica, y especialmente a Noemí Lozano todas las atenciones que tuvo con nosotros.




Una receta que en casa hago a menudo es la Alcachofa rebozada. Es un aperitivo original, ideal para ir picando, y muy bueno para acompañar un plato de carne. Si estáis interesados en hacerla, aquí tenéis la receta:

Lavamos las alcachofas, las desnudamos de las hojas más duras y las descabezamos. Las cortamos en 6 u 8 trozos, dependiendo de lo grandes que sean. Las ponemos en un cazo y las cubrimos de agua. Echamos una pizca de sal y unas gotas de limón, y las dejamos hervir durante media hora.

Las ponemos en un colador para que escurran todo el agua, que reservaremos para bebérnosla  más tarde pues va muy bien para reducir el colesterol y depurar el hígado.

Ponemos al fuego aceite abundante en una sartén, y dejamos que vaya calentándose muy lentamente. En un bol ponemos el huevo, la harina, el agua y una pizca de sal y lo mezclamos todo con el minipímer hasta que tenga una consistencia fina, sin grumos.

Cuando el aceite esté bien caliente, rebozamos los trozos de alcachofa en esta pasta y los ponemos en la sartén. Los vamos girando, para que se cuezan por todos los lados. Cuando empiecen a coger color, los sacamos y los dejamos en un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.


Ingredientes:

4 alcachofas Prat
sal
unas gotas zumo de limón
agua

1 huevo
200 g harina
150 ml agua
sal

aceite de oliva para freír




Y para redondear una jornada fantástica, bien acomodados en nuestra butaca preferida, dediquemos un rato a la lectura de Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell. Ediciones B   SA. 2008




Crema de gambas




Si supiéramos que es judío, pensaríamos que cumple a rajatabla los preceptos de su religión y que, siguiendo las palabras que el Señor dijo a Moisés y a Aarón, sólo come alimentos kósher.

Si fuera carnívoro entenderíamos que, ante la posibilidad de elegir entre este plato y un entrecot con pimienta verde, ninguna duda le enturbiaría la elección.

Pero ni una cosa ni la otra. Es mi hijo y, aunque lo he criado omnívoro, es un tiquismiquis que por alguna razón oculta ha decidido no comer crustáceos.

Este es un plato fino y delicado ideal para días señalados. Pero no lo busquéis hoy en mi mesa, porque el amor de madre no me lo permite. ¡Y es que  hoy  es su santo!




Si ninguna manía culinaria os impide hacer este plato, ahora mismo os explico cómo se hace.

Lavamos y pelamos las gambas, dejando unas cuantas con la cola. Ponemos 2 cucharadas de aceite en una cazuela y freímos las cabezas y las pieles de las gambas. Al cabo de unos minutos añadimos agua y lo dejamos hervir 1/2 hora. Colamos el fumet y lo reservamos.

Ponemos el aceite en una cazuela y cuando esté caliente añadimos la cebolla, el ajo, la zanahoria y el calabacín cortados en trozos pequeños. Los dejamos cocer 5 minutos. Vertemos el vino y lo dejamos reducir. Entonces ponemos la harina y con una cuchara de madera removemos enérgicamente para que no haga grumos. Dos minutos más tarde echamos el fumet caliente y removemos hasta tener una salsa muy fina.

Dejamos que se cueza a fuego lento durante 1/2 hora con la cazuela tapada. Salpimentamos la crema y luego la pasamos por el colador chino.

Ponemos unas gotas de aceite en la plancha y salteamos las gambas. Las incorporamos todas a la crema excepto las que tenían cola. Decoramos con unas hojas de menta y las gambas reservadas.




Ingredientes (para 3 personas):

3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
1 cebolla
1 diente de ajo
1 zanahoria
1 1/2 calabacín
60 ml vino blanco (Gran Viña Sol de Torres)
40 g harina de garbanzos
600 ml de fumet
30 gambas pequeñas
sal
pimienta

Para hacer el fumet:
2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
las cabezas y las pieles de las gambas
1 l de agua





No entiendo cómo a menudo los hijos hacen caso omiso de nuestras palabras, sobretodo cuando damos sabios consejos. Yo, comiendo esta crema me he sentido como una reina, y luego me he leído el libro Les veus de la família (Las voces de la familia), de Ignasi Mora. Columna Edicions, 104. Barcelona 1992.

Con esta receta participo en el Concurso de Platos de Cuchara que organizan Le Creuset y Recetas de Rechupete.




Pizza de verduras





Era primavera y las flores lucían con todos sus colores cuando Céfiro la vio allí, paseando inocentemente por el campo. El paisaje bucólico resaltaba aún más su belleza, y en el acto se enamoró de ella.

Su pasión desenfrenada  le incitó a agitar las alas y a precipitarse hacia el lugar donde se hallaba la ninfa Flora. Y, alargando el brazo,  la cogió amorosamente por la cintura y se la llevó muy lejos, mientras ella temblaba de miedo.

Tras arrepentirse del rapto que acababa de cometer, le pidió de unirse en matrimonio y, contento porque ella aceptó con agrado, le concedió el don de reinar sobre las flores.

Ella no tardó en obsequiar a los hombres con la miel y las semillas de todas las variedades de flores, tantas como granos de arena hay en el mar, para que toda la humanidad pudiera gozar de sus colores y sus perfumes.




¿A quién no le gusta la primavera con su explosión de colores? Y ¿a quien no le encanta el jardín de flores que muestra mi pizza?

Si os ha gustado y la queréis hacer, aquí os explico la receta:

Para hacer la base de la pizza ponemos en la panificadora el agua, la sal, el aceite, la harina y la levadura, y ella se encargará de todo. Si no tenemos esta máquina, la tendremos que hacer a mano, mezclando todos los ingredientes, amasándolos y dejando reposar la masa hasta que doble su volumen.

Encendemos el horno y lo ponemos a 220º. La bandeja donde se cocerá la pizza debe estar dentro del horno calentándose.

Nos untamos las manos con aceite, cogemos unos 100 g de masa, la ponemos sobre papel de horno y la estiramos bien fina.




Lavamos y cortamos las verduras a nuestro gusto. En este caso, el calabacín ha sido cortado en láminas muy finas con un pela-patatas, la berenjena en rodajas delgadas y los pimientos en rodajas más gruesas.




Ponemos una capa de calabacín encima de la masa, y decoramos con el resto de verduras. Salamos y regamos con aceite. La horneamos durante 20 minutos o hasta que veamos que ha cogido color.


Ingredientes (para 5 pizzas):

Para la masa de pizza:
320 ml agua
10 g sal
50 ml aceite de oliva virgen extra
500 g harina de fuerza
5 g levadura seca de panadero (o 15 g de fresca)

Para la guarnición:
calabacín
berenjena
pimiento rojo
pimiento amarillo
pimiento verde italiano
sal
aceite de oliva virgen extra




Un placer para la vista y para el paladar, sin duda.  Y luego, pasad un buen rato con la lectura del libro de Gerard Durrell, El jardín de los dioses. Alianza Editorial, Madrid 2010.


Con esta receta participo en el HEMC de este mes que tiene como anfitriona a Irene, de Sabor Impresión, que ha propuesto el tema de la Pizza.

hemc 52 - pizza casera


Dejadme acabar diciendo que esta entrada me trae muy buenos recuerdos, porque hace poco más de dos años inauguré este blog con la receta Minipizzas y cocas de escalivada. ¡Sin duda han sido dos años llenos de recetas, de emociones  y de buenas amistades!



Apple pie




Tal vez los dioses se olvidaron de invitar a Eris a la boda de Tetis y Peleo. Tal vez no lo hicieron para evitar llevar mala suerte a la pareja, ya que Eris era la personificación de la Discordia.

La diosa, ofendida por no recibir la invitación a este acto, se vengó lanzando en medio de la ceremonia una manzana de oro con la inscripción "a la más bella".

Hera, Atenea y Afrodita, cuya belleza era indiscutible, reclamaban para sí este obsequio y, al no querer arriesgarse los dioses a emitir un juicio sobre cuál de las tres debía recaer este título, Zeus decidió que Paris, el más apuesto de todos los mortales, resolviese esa disputa.

Para asegurarse su voto, cada una de ellas lo sobornó ofreciéndole un premio a cambio. Hera le prometió el imperio de toda Asia, Atenea el éxito en la guerra y Afrodita la mujer más hermosa del mundo.

Paris tuvo clara la respuesta. Y eso provocó el origen de la guerra de Troya.





Hoy os traigo un auténtico pastel de manzana americano. No es el primer pastel de manzana que os traigo, pues en los archivos de este blog encontraréis la  Tarta de manzana y la Tarta de manzana azucarada. Pero no seré tan malvada como para obligaros a decidiros por uno de ellos.

Son tres buenas opciones. ¡Desistid de elegir una y quedaos con las tres!


Para hacer este Apple Pie primero tenemos que preparar la masa azucarada. Ponemos en la picadora la harina, la mantequilla y la sal y cuando hayamos conseguido una mezcla arenosa, añadimos el huevo, que habremos batido previamente con el azúcar. Lo mezclamos bien hasta que se forme una bola.

La envolvemos con film transparente y la dejamos reposar en la nevera durante 1 hora.




Mientrastanto, preparamos el relleno de manzana. Ponemos las pasas en remojo con el coñac. Pelamos las manzanas, las partimos por la mitad y sacamos el corazón. Cortamos cada mitad en 6 trozos.

Fundimos la mantequilla en el fuego en una sartén y cuando coja un poco de color, ponemos las manzanas. Las cocemos a fuego fuerte durante 5 minutos, sacudiendo la sartén. Cuando empiecen a dorarse, las espolvoreamos con canela y azúcar.

Las dejamos cocer 2 o 3 minutos más. Añadimos las pasas y el coñac, y cuando éste se haya evaporado, apagamos el fuego y dejamos enfriar las manzanas.




Estiramos con el rodillo la masa azucarada hasta tener un grosor de 2 milímetros. Cortamos 3 círculos 2 cm más grandes que el tamaño del molde que utilizaremos.

Forramos los moldes, pinchamos la base con un tenedor y los rellenamos con las manzanas.




Volvemos a estirar la masa que nos ha sobrado y cortamos 3 círculos más que servirán para cubrir las tartaletas.

Pintamos con huevo batido los bordes de las tartaletas. Las cubrimos con las tapas y apretamos suavemente los bordes para que queden unidos. Recortamos la masa sobrante.




Pintamos la superficie de las tartaletas con huevo batido. Con los recortes de masa hacemos unas tiras que servirán de adorno. Las pintamos y dejamos reposar las tartaletas media hora en la nevera.

Las horneamos durante 30 minutos con el horno a 170º, que habremos calentado previamente.


Ingredientes
(para 3 tartaletas de 12 cm):

Para la masa azucarada:
250 g harina
1 g sal
150 g mantequilla fría
1 huevo
100 g azúcar

Para el relleno:
90 g pasas de Corinto
30 ml coñac Torres 10
3 manzanas Royal Gala
1 g canela en polvo
60 g azúcar

1 huevo para pintar




La manzana dorada que lanzó Eris llevaba grabado un mensaje. Este Apple Pie también lleva uno, pero no podréis descifrarlo hasta que no lo hayáis probado. Luego, quizás os apetezca leer El mensaje en una botella, de Nicholas Sparks. Emecé Editores, 1998.


Con esta receta participo en el RETO de las Manzanas con Emile Henry, y que ha organizado Rosa de VelocidadCuchara.



Fuente de la receta: Sébastien Serveau, Dulces USA.




Brócoli gratinado




Hace tiempo que Trini ha perdido la ilusión. Se pasa el día trabajando, y se siente sola. Manuel, su pareja, trabaja ocasionalmente y, cuando no está en casa, está en el bar con los amigos.

Mientras ella limpia las casas de los demás, él se pasa las horas tumbado en el sofá viendo partidos de fútbol uno tras otro, sin fijarse si la cama está por hacer o si hay que poner la verdura a cocer.

Hoy ha paciencia de Trini ha llegado a su límite. Manuel, muy sibilinamente ha dejado caer la posibilidad de ir a París a pasar el fin de semana.

-¡Pero si vamos muy justos! Casi no nos llega para pagar el alquiler ¿y tú quieres que hagamos un viaje? Además, los sábados voy a casa de la señora Antonia a hacerle la cocina, ¿o no lo recuerdas?

-No, si no es necesario que tú vayas ... De hecho, vamos un grupo del bar a ver la semifinal de nuestro equipo y ¡a ti el fútbol no te gusta nada!

-¡Hasta aquí hemos llegado!(*) -ha dicho con un grito de desesperación. ¡Hay muchas cosas que me gustan y no me puedo permitir! Si tú quieres ir a París, trabaja, ¡que yo ya estoy harta de mantener un parásito! Y sino, ¡ya sabes dónde está la puerta!




Antes siempre comía coliflor, pero desde que probé el brócoli, se ha convertido en mi verdura preferida. Además no hay que olvidar que tiene propiedades beneficiosas para la salud, sobre todo para las enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares, reduciendo también la incidencia de diversos tipos de cáncer.

Una buena manera de comerlo es gratinado, y aquí tenéis la receta:

Cogemos el brócoli, lo lavamos bien, lo cortamos a brotes y lo cocemos al vapor durante 15 minutos. No tenemos que cocerlo mucho porque es preferible comer la verdura al dente.

Mientras se cuece, vamos preparando la salsa Mornay, que es una salsa bechamel enriquecida. Primero, fundimos la mantequilla a fuego muy suave en un cazo. Añadimos la harina y la removemos durante un par de minutos para que se cueza. Vertemos el caldo caliente y agitamos enérgicamente con el batidor hasta incorporar totalmente el líquido. A continuación añadimos la leche, también caliente.




Lo dejamos cocer unos diez minutos, removiendo constantemente. Ponemos la sal y la pimienta recién molida. Retiramos el cazo del fuego y añadimos una yema, mezclamos bien y, unos segundos más tarde, vertemos dos cucharadas de queso rallado, que incorporamos removiendo con una espátula de madera, nunca con el batidor metálico.




Podéis utilizar el queso que más os guste, pero en este plato pongo Boffard porque le da un sabor especial con cierto aroma a frutos secos.

Ponemos un poco de salsa Mornay en una fuente, colocamos los brotes de brócoli bien puestos y vertemos el resto de la salsa por encima. Terminamos espolvoreando el resto de queso.




Ponemos la fuente a gratinar en el horno, que ya tendremos caliente. Una vez veamos que la salsa y el queso han cogido un suave color dorado, será el momento de sacarla y llevarla a la mesa, y disfrutar de un plato con fuertes aromas a pesar de tratarse de una verdura.

Tendréis algo más de trabajo, pero utilizad siempre que podáis fuentes individuales. ¡La presentación mejorará considerablemente!


Ingredientes (para 3 personas):

1 brócoli

Para la salsa Mornay:
40 g mantequilla
50 g harina
300 ml caldo vegetal (o de pollo)
300 ml leche
sal
pimienta negra
1 yema
2 cucharadas de queso Boffard rallado

50 g queso Boffard rallado




Y, aprovechando que ayer fue 8 de marzo, disfrutemos de este plato con la buena lectura del libro El despertar de las mujeres, de José Enrique Ruiz-Domènec. Península, 1999.

Con esta receta participo en el Concurso Taller de Cocina con Boffard en Cookiteca. Agradezco a Mantequerías Arias la oportunidad que me ha dado de conocer este queso y poder disfrutar de su sabor.


(*) En catalán tenemos la expresión S'ha acabat el bròquil!  ("¡se ha terminado el brócoli!"), para expresar que estamos hartos ya de una cosa.



Tarta de mascarpone y chocolate




Es feo, sí, hacer ostentación de lo que uno ha conseguido, pero la humildad no es una de mis virtudes, como ya sabéis.

Mi madre, que me conoce como a la palma de su mano, ya me había avisado que si bien es un mérito saber hablar, también lo es saber callar. Y yo, ¿qué queréis que os diga? Soy de la opinión que si no me alabo yo mismo, ya puedo esperar sentado ¡porque nadie vendrá a hacerlo!

Había dedicado muchas horas de trabajo, encerrado en casa hasta altas horas de la madrugada, un día tras otro, marginado por muchos, y olvidado por todos. Pero una vez acabado, el esfuerzo había valido la pena. Y no os negaré que, cuando me invitaron a la tele, me sentí eufórico.

Pero una vez allí, viendo que malgastaban el tiempo en banalidades de todo tipo sin hacer ninguna referencia a mi criatura, la sangre me empezó a hervir y no pude morderme la lengua.

- ¡Yo he venido a hablar de mí libro! -grité a la vez que me levantaba y me iba enojado por la pérdida de tiempo a que me habían sometido.




Yo no voy a presumir  de libro, pero sí del video que BIMBO grabó mientras yo elaboraba mi Tarta de mascarpone y chocolate. La receta ya os la expliqué aquí, pero ahora os pongo las imágenes para demostrar que cualquier persona puede hacer un pastel buenísimo y con un acabado espectacular en menos de media hora. ¡Y sin utilizar el horno!







Recuerdo con mucha emoción los buenos momentos que pasé en Cookiteca rodeada de grandes maestros de la cocina y bajo la batuta cariñosa de Anna y Marc.

Esta semana han empezado a salir en los paquetes de BIMBO Bueníssimo sin corteza las recetas que se forjaron en aquel Breadstorming. Todas originales y realmente buenas.

¿No creéis que es para sentirse orgullosa? Dejadme, pues, presumir de tarta durante un tiempo, y no tengáis en cuenta mi vanidad!





Si os gustan las tartas de chocolate, ya sabéis que en este blog  también encontraréis las recetas del Sacherforte y de la Tarta Tres Chocolates.

Y porque también hay que alimentar la mente, hoy os recomiendo La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe. Anagrama, 1987.