Si ante la injusticia eres incapaz de reaccionar, dios que estás muerto. Algo parecido debió de pensar Pere Nolasc cuando de repente decidió abandonar la vida tranquila que había llevado hasta entonces y dar un giro radical a su existencia.
Era mercader y ganaba dinero a chorros, pero ver que los habitantes de las orillas mediterráneas eran hechos prisioneros en actos de piratería y llevados al Norte de África para ser vendidos como esclavos le revolvía el estómago. ¿Qué esperanza de ser rescatada podía tener toda aquella gente desamparada?
No había sido nunca muy religioso pero -y aún es más de admirar la fuerza de su acto de caridad- decidió dedicar toda su fortuna a organizar expediciones para liberar cautivos. Y, cuando ya no le quedaba ni para comer, en lugar de desanimarse, encontró fuerzas para rodearse de hombres que, como él, recaudaban limosnas para el rescate de los prisioneros.
Debió ser por este gran corazón que tenía que una noche la Virgen de la Merced se le apareció y le pidió que con la ayuda de Ramón de Penyafort y el rey Jaume fundara una congregación con su nombre dedicada a redimir cautivos cristianos por todo el Mediterráneo.
Fue en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, mientras recibían la cruz y el escudo con las cuatro barras rojas, cuando él y sus compañeros mercedarios pronunciaron los votos de la orden que los acompañarían hasta el resto de sus días.
Era mercader y ganaba dinero a chorros, pero ver que los habitantes de las orillas mediterráneas eran hechos prisioneros en actos de piratería y llevados al Norte de África para ser vendidos como esclavos le revolvía el estómago. ¿Qué esperanza de ser rescatada podía tener toda aquella gente desamparada?
No había sido nunca muy religioso pero -y aún es más de admirar la fuerza de su acto de caridad- decidió dedicar toda su fortuna a organizar expediciones para liberar cautivos. Y, cuando ya no le quedaba ni para comer, en lugar de desanimarse, encontró fuerzas para rodearse de hombres que, como él, recaudaban limosnas para el rescate de los prisioneros.
Debió ser por este gran corazón que tenía que una noche la Virgen de la Merced se le apareció y le pidió que con la ayuda de Ramón de Penyafort y el rey Jaume fundara una congregación con su nombre dedicada a redimir cautivos cristianos por todo el Mediterráneo.
Fue en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, mientras recibían la cruz y el escudo con las cuatro barras rojas, cuando él y sus compañeros mercedarios pronunciaron los votos de la orden que los acompañarían hasta el resto de sus días.
Si os gusta el aspecto de esta Tarta de crema y chocolate que hice el día de la Merced, y querríais hacerla, aquí tenéis los pasos a seguir:
Para la plancha de bizcocho:
- Encendemos el horno y lo ponemos a 180º. Con una batidora eléctrica montamos a punto de nieve las claras con el pellizco de sal. Añadimos el azúcar y seguimos batiendo. A continuación ponemos las yemas de una en una y mezclamos con mucho cuidado con un batidor de mano. Finalmente añadimos la harina y la levadura pasadas previamente por el tamiz.
- Esparcimos la masa sobre una fuente forrada con papel de horno, y la horneamos durante 8-9 minutos, hasta que empiece a coger un poco de color.
Para la crema pastelera:
- Calentamos la leche con la piel de limón y, cuando rompa a hervir, la dejamos reposar 10 minutos. Aparte, en un cazo batimos las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Añadimos la maizena y seguimos removiendo.
- Incorporamos la leche a los huevos, y removemos bien. Ponemos el cazo a fuego muy suave, y vamos removiendo constantemente hasta que hierva. Entonces apartamos la crema del fuego y la tapamos con film transparente (mirando que el film toque toda la superficie de la crema) y la dejamos enfriar.
Para montar la tarta:
- Cogemos un molde de silicona desmontable con base de silicona y lo forramos por dentro con una lámina de acetato.
- Cortamos 3 círculos de bizcocho del tamaño del molde. Ponemos uno en la base. Encima esparcimos la mitad de la crema. Tapamos con otro círculo de bizcocho y vertemos encima el resto de la crema. Finalmente, cubrimos con el último círculo de bizcocho.
Para la cobertura de chocolate:
- Ponemos en remojo la gelatina. Mezclamos el resto de ingredientes y los ponemos a fuego suave. Vamos removiendo el chocolate hasta que hierva. Apartamos el cazo del fuego, añadimos la gelatina escurrida y vamos removiendo de vez en cuando para que se vaya enfriando.
- Cuando esté a temperatura ambiente, la dejamos caer encima de la tarta sin tocarla. Ella sola ya se irá extendiendo por toda la superficie.
Para la plancha de bizcocho:
- Encendemos el horno y lo ponemos a 180º. Con una batidora eléctrica montamos a punto de nieve las claras con el pellizco de sal. Añadimos el azúcar y seguimos batiendo. A continuación ponemos las yemas de una en una y mezclamos con mucho cuidado con un batidor de mano. Finalmente añadimos la harina y la levadura pasadas previamente por el tamiz.
- Esparcimos la masa sobre una fuente forrada con papel de horno, y la horneamos durante 8-9 minutos, hasta que empiece a coger un poco de color.
Para la crema pastelera:
- Calentamos la leche con la piel de limón y, cuando rompa a hervir, la dejamos reposar 10 minutos. Aparte, en un cazo batimos las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Añadimos la maizena y seguimos removiendo.
- Incorporamos la leche a los huevos, y removemos bien. Ponemos el cazo a fuego muy suave, y vamos removiendo constantemente hasta que hierva. Entonces apartamos la crema del fuego y la tapamos con film transparente (mirando que el film toque toda la superficie de la crema) y la dejamos enfriar.
Para montar la tarta:
- Cogemos un molde de silicona desmontable con base de silicona y lo forramos por dentro con una lámina de acetato.
- Cortamos 3 círculos de bizcocho del tamaño del molde. Ponemos uno en la base. Encima esparcimos la mitad de la crema. Tapamos con otro círculo de bizcocho y vertemos encima el resto de la crema. Finalmente, cubrimos con el último círculo de bizcocho.
Para la cobertura de chocolate:
- Ponemos en remojo la gelatina. Mezclamos el resto de ingredientes y los ponemos a fuego suave. Vamos removiendo el chocolate hasta que hierva. Apartamos el cazo del fuego, añadimos la gelatina escurrida y vamos removiendo de vez en cuando para que se vaya enfriando.
- Cuando esté a temperatura ambiente, la dejamos caer encima de la tarta sin tocarla. Ella sola ya se irá extendiendo por toda la superficie.
Para la rejilla de chocolate:
- Fundimos el chocolate al baño María, y lo ponemos dentro de una manga pastelera. Dibujamos la rejilla sobre una tira de acetato del mismo tamaño que el perímetro del pastel, y la dejamos enfriar un poco, vigilando que no llegue a endurecerse porque se nos rompería al manipularla.
- Retiramos el molde de silicona de la tarta, y la rodeamos con la lámina de acetato con el dibujo de chocolate, y unimos los extremos con un poco de cinta adhesiva. Ponemos la tarta en la nevera.
Para el acabado:
- Retiramos la cinta adhesiva y veremos que la lámina de acetato se despega con facilidad, quedando la rejilla de chocolate pegada al pastel.
- Batimos el queso con el azúcar, lo ponemos dentro de una manga pastelera y hacemos rosetas alrededor del pastel. Terminamos la decoración poniendo unos frambuesas encima de cada roseta.
- Fundimos el chocolate al baño María, y lo ponemos dentro de una manga pastelera. Dibujamos la rejilla sobre una tira de acetato del mismo tamaño que el perímetro del pastel, y la dejamos enfriar un poco, vigilando que no llegue a endurecerse porque se nos rompería al manipularla.
- Retiramos el molde de silicona de la tarta, y la rodeamos con la lámina de acetato con el dibujo de chocolate, y unimos los extremos con un poco de cinta adhesiva. Ponemos la tarta en la nevera.
Para el acabado:
- Retiramos la cinta adhesiva y veremos que la lámina de acetato se despega con facilidad, quedando la rejilla de chocolate pegada al pastel.
- Batimos el queso con el azúcar, lo ponemos dentro de una manga pastelera y hacemos rosetas alrededor del pastel. Terminamos la decoración poniendo unos frambuesas encima de cada roseta.
Ingredientes (para una tarta de 15 cm de diámetro):
Para la plancha de bizcocho:
- 4 claras de huevos de agricultura ecológica
- 1 pizca de sal marina
- 110 g azúcar
- 4 yemas de huevos de agricultura ecológica
- 110 g harina
- 1 cucharadita de Royal
- 1/2 l de leche
- la piel de un limón
- 3 yemas de huevos de agricultura ecológica
- 120 g azúcar
- 45 g Maizena
- 30 g cacao en polvo
- 80 g azúcar glas
- 50 g nata 35% m.g.
- 50 g agua
- 3 g hojas de gelatina
- 100 g chocolate Nestlé Postres Intenso
- 150 g queso mascarpone
- 1 cucharada azúcar glas
- frambuesas
He hecho esta Tarta de crema y chocolate per celebrar el cumpleaños de mi hija Núria que, a pesar de haber nacido el dia de Nuestra Señora de la Mercé, fue bautizada con el nombre que ya teníamos pensado para ella.
Y para acompañar esta riquísima tarta (¡La más rica que he probado nunca!- palabras textuales suyas), os recomiendo la lectura del último libro que ha leído y que es de un autor que le encanta: Khaled Hosseini, Mil soles espléndidos. Ediciones Salamandra). Madrid, 2007.