¿Cuál diríais que es el inconveniente más molesto del verano? ¿El calor? ¿El bochorno que hace aquí en la costa? ¿Los mosquitos? ¿Los turistas? ¿El hecho de no encontrar a nadie, porque todo el mundo está de vacaciones? No, el peor inconveniente es ... la arena de la playa!
¡No os podéis imaginar cómo me gusta oír el rumor de las olas! ¡Y contemplar el horizonte al anochecer, cuando el cielo empieza a oscurecer y se dibujan las siluetas de los pescadores dirigiendo sus barcas! ¡Y caminar por la arena, cerca del agua, y notar su fuerza en mis piernas! ¡Y me gusta el sabor y el olor de sal en mi cuerpo! Pero la arena ...
Cuando llegas a casa y despliegas la toalla, los granos de arena se dispersan por todas partes. De nada ha servido la precaución de sacudirla antes de abandonar la playa. Al día siguiente los verás en la bañera, en el suelo de toda la casa y en el coche!
¡Y pensar que a los niños les encanta rebozarse en la arena después de salir del agua! "¡Mira, mamá, soy una croqueta!" Y tú te callas y no dices nada, porque no te gusta estropear esos instantes de felicidad.
Yo me divierto haciendo croquetas, pero os confesaré que disfruto más comiéndomelas. Y me apena que se acaben tan rápido.
Hoy os explicaré cómo se hacen, porque son deliciosas y quiero compartir con vosotros mis momentos de felicidad.
¡Ojo! Las croquetas no cuestan de hacer, pero su elaboración es un poco larga. Ahora bien, ya sabéis lo que siempre digo: haced las cosas con tiempo. Podéis comenzar unos días antes, y hacer cada día una parte de la receta.
Así pues, un día ponemos un poco de aceite en la cazuela, salpimentamos las pechugas y añadimos una cebolla cortada a rodajas. Tapamos y dejamos que se hagan, dándoles la vuelta de vez en cuando. Cuando la cebolla y las pechugas ya empiecen a tomar color, vertemos el jerez. No se han de asar mucho, porque sino quedarán demasiado resecas. Unos minutos más y las apartamos del fuego.
Las dejamos enfriar junto con la cebolla en un plato. Las tapamos y las guardamos en la nevera. Cuanto más frías estén, mejor las trituraremos.
Al día siguiente trituramos el pollo. Si queremos dar más sabor a las croquetas podemos triturar juntas la cebolla y las pechugas. Cogemos el jamón y, después de sacarle la grasa, lo cortamos en trocitos pequeños.
En un cazo preparamos la bechamel, que deberá ser espesa. Primero ponemos la mantequilla a fuego muy bajo para que se funda sin quemarse. Añadimos la harina, las mezclamos bien hasta que quede una pasta homogénea y la dejamos cocer un poco (1 o 2 minutos, el tiempo suficiente para que se cueza la harina). A continuación vertemos poco a poco la leche (mejor si es caliente). Obtendremos una pasta muy espesa, que agitaremos con una espátula. La condimentamos con pimienta y nuez moscada. Sal, no. Cuando esté bien cocida, añadimos primero el pollo triturado, y luego los trocitos de jamón. Lo mezclamos todo y ya podemos apartar el cazo del fuego y dejarlo enfriar. Yo no le añado sal porque el jamón ya lleva y para mi gusto la pasta sería demasiado salada.
Finalmente, el día que queramos hacer las croquetas, enharinamos la superficie donde trabajaremos, ponemos esta pasta y hacemos churros largos (sí, como los que hacen los niños en la escuela con plastilina!)
Cortamos los churros en trozos uniformes, formando las croquetas. Ponemos un huevo en un bol, lo batimos y le añadimos un poco de leche para que haya suficiente para remojar todas las croquetas. En otro bol ponemos pan rallado. Y vamos pasando las croquetas, de una en una, primero por el huevo y luego por el pan. A medida que las tengamos, las ponemos en una bandeja. A mí me han salido 28 bien hermosas (y una mini).
El día que queramos comérnoslas, las freímos con abundante aceite caliente. Y una vez hechas, las ponemos en un plato con papel de cocina, para que absorba el aceite. Y ya las podemos servir.
No os lo he dicho, porque cada uno utiliza los ingredientes que prefiere, pero yo sólo compro pollos de corral. Y el jamón, ibérico. En la cocina es preferible la calidad a la cantidad. Sólo así distinguiréis mis croquetas de las que se pueden encontrar en todas partes!
Ingredientes:
2 pechugas de pollo de corral deshuesadas (700 g aproximadamente)
1 cebolla
aceite
jerez
sal
pimienta
50 g de jamón ibérico
Para hacer la bechamel:
500 ml de leche
90 g mantequilla
90 g harina
pimienta
nuez moscada
Para rebozar las croquetas:
1 huevo
pan rallado
un poco de harina
un poco de leche
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