¿Pensáis, quizá, que soy tan ingenua como para no darme cuenta que todos pensáis que soy una vieja decrépita, vestida a la antigua, siempre con el delantal puesto y el pañuelo en la cabeza? Soy una anciana y no sigo la moda. Pero es que, a mi edad ¡me importa un bledo lo que piense la gente!
Tampoco soy partidaria de comer carne. Durante siete semanas seguidas, yendo del mercado a casa, llevo colgado de una mano un bacalao mientras canto sus excelencias y, en la otra, un cesto repleto de buenas verduras, legumbres y arenques. ¡Que se note que soy pregonera de la austeridad y el ayuno, la comida sencilla y casera!
Los niños, en cuanto me ven, corren hacia mí, no sé si incitados por sus padres o excitados por mis calcetines chillones. Y yo quisiera correr y huir de sus manos traviesas pero tropiezo con mis piernas torpes y, antes de darme cuenta, ya me han cogido.
Sabed que estos chiquillos no buscan las delicias de mi cesto, sino hacerme daño. Y ya los veis con un serrucho en la mano y cortando una de mis piernas con gran algarabía. Y así una semana tras otra, hasta contar siete, al final de las cuales he llegado de milagro con vida pero habiendo perdido todas mis piernas.
Tampoco soy partidaria de comer carne. Durante siete semanas seguidas, yendo del mercado a casa, llevo colgado de una mano un bacalao mientras canto sus excelencias y, en la otra, un cesto repleto de buenas verduras, legumbres y arenques. ¡Que se note que soy pregonera de la austeridad y el ayuno, la comida sencilla y casera!
Los niños, en cuanto me ven, corren hacia mí, no sé si incitados por sus padres o excitados por mis calcetines chillones. Y yo quisiera correr y huir de sus manos traviesas pero tropiezo con mis piernas torpes y, antes de darme cuenta, ya me han cogido.
Sabed que estos chiquillos no buscan las delicias de mi cesto, sino hacerme daño. Y ya los veis con un serrucho en la mano y cortando una de mis piernas con gran algarabía. Y así una semana tras otra, hasta contar siete, al final de las cuales he llegado de milagro con vida pero habiendo perdido todas mis piernas.
La Cuaresma es muy larga y, como dice la copla,
Afortunadamente, podemos acompañar todas estas comidas con un postre tan tradicional como son los buñuelos. En casa solemos hacerlos rellenos de higos, que era como los preparaba mi madre cuando éramos pequeños, ya que era de Castellón y seguramente sentía añoranza por las figues albardaes.
Si os han llamado la atención estos Buñuelos de higo y queréis hacerlos, sólo tenéis que seguir estas indicaciones:
- Batimos los huevos con el azúcar, y vamos incorporando el aceite, la leche y el anís mezclando bien cada ingrediente antes de añadir el siguiente. Luego ponemos la ralladura de limón.
- Mezclamos la harina con la levadura, y la añadimos a la mezcla anterior. Dejamos reposar la masa una hora.
Siete semanas de Cuaresma
Sólo hemos podido comer
Arenques salados
Alubias y bacalao
Afortunadamente, podemos acompañar todas estas comidas con un postre tan tradicional como son los buñuelos. En casa solemos hacerlos rellenos de higos, que era como los preparaba mi madre cuando éramos pequeños, ya que era de Castellón y seguramente sentía añoranza por las figues albardaes.
Si os han llamado la atención estos Buñuelos de higo y queréis hacerlos, sólo tenéis que seguir estas indicaciones:
- Batimos los huevos con el azúcar, y vamos incorporando el aceite, la leche y el anís mezclando bien cada ingrediente antes de añadir el siguiente. Luego ponemos la ralladura de limón.
- Mezclamos la harina con la levadura, y la añadimos a la mezcla anterior. Dejamos reposar la masa una hora.
- Ponemos aceite suave en abundancia dentro de un cazo hondo y lo calentamos a fuego muy suave. Cortamos las colas de los higos. Ponemos un poco de aceite en un bol para humedecer la cuchara cada vez para evitar que la masa se pegue.
- Llenamos una cuchara sopera de masa. Ponemos en medio un higo, y con una cuchara de postre (que también habremos pasado previamente por el aceite) la vamos cubriendo con la masa de los lados hasta tener una bola. La dejamos caer dentro del cazo con el aceite caliente. No hay que ir girando los buñuelos, porque lo hacen solos.
- Cuando los buñuelos estén dorados, los ponemos sobre papel de cocina para eliminar el exceso de aceite. Tras la última tanda, los espolvoreamos con azúcar. Si os ha parecido que mis explicaciones no son suficientemente claras, aquí os dejo un pequeño vídeo que grabó mi hijo cinco años atrás mientras yo preparaba buñuelos.
- Llenamos una cuchara sopera de masa. Ponemos en medio un higo, y con una cuchara de postre (que también habremos pasado previamente por el aceite) la vamos cubriendo con la masa de los lados hasta tener una bola. La dejamos caer dentro del cazo con el aceite caliente. No hay que ir girando los buñuelos, porque lo hacen solos.
- Cuando los buñuelos estén dorados, los ponemos sobre papel de cocina para eliminar el exceso de aceite. Tras la última tanda, los espolvoreamos con azúcar. Si os ha parecido que mis explicaciones no son suficientemente claras, aquí os dejo un pequeño vídeo que grabó mi hijo cinco años atrás mientras yo preparaba buñuelos.
Ingredientes:
2 huevos de agricultura ecológica
100 g azúcar
80 ml aceite de oliva virgen extra
80 ml leche
35 ml anís dulce
ralladura de llimón de agricultura ecológica
300 g harina de repostería
15 g levadura Royal
1/2 kg higos secos sin enharinar
aceite suave para freir los buñuelos
azúcar para espolvorear
Espero que este año os animéis a preparar estos Buñuelos de higo, porque ¡son buenísimos! Ahora bien, si no os gustan los higos, no tenéis por qué añadir este ingrediente a la masa. ¡Os aseguro que quedan igual de redondos y buenos!
La Vieja Cuaresma va perdiendo semana tras semana cada una de las siete piernas que viste con calcetines chillonesy zapatos variopintos.
Hoy, para acompañar estos buñuelos, os aconsejo la lectura de Maria Mercè Roca, Piernas de seda. Editorial Alfaguara. Madrid, 1995.
La Vieja Cuaresma va perdiendo semana tras semana cada una de las siete piernas que viste con calcetines chillonesy zapatos variopintos.
Hoy, para acompañar estos buñuelos, os aconsejo la lectura de Maria Mercè Roca, Piernas de seda. Editorial Alfaguara. Madrid, 1995.
Què fantàstic t'han quedat!!! i de figa han de ser boníssims!! petó
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