Manzanas de hojaldre



Desde hace muchos años, soy yo quien paga los platos rotos. Y es que todo el mundo da por hecho que, de todos los males y desgracias que hay en el mundo, sólo yo soy la culpable.

¡Cuántos reproches he tenido que oír desde entonces! Que si soy manipuladora, egoísta, desobediente y desagradecida. Que si sólo miro por mi interés y no respeto las leyes ...

Pero fue la curiosidad la que guió mis actos, no la malicia. Claro que estábamos bien mi hombre y yo en el Paraíso donde todo nos era regalado, pero ... ¿quién quiere vivir todos los días de una manera igual, envueltos en un bienestar permanente?

Ahora sé lo que es el esfuerzo y el cansancio, sé qué significa sufrir, y reír, y amar. Aprecio un beso, sobre todo después de unas lágrimas. Me doy cuenta que mis decisiones tienen consecuencias y que no puedo dormir cuando algún dolor de cabeza me sacude la conciencia. Confieso que a menudo tengo miedo, pero agradezco las chispas de felicidad que me iluminan el alma.

No, no fue la serpiente la que me empujó a coger la manzana. Fue mi afán de mirar más allá, de no conformarme con lo que me era dado y de soñar un mundo diferente construido por mí.




Si habéis sucumbido a la tentación de estas Manzanas de hojaldre y os gustaría hacerlas, sólo tenéis que seguir estas indicaciones:

Para la crema:
- En un cazo, calentamos la leche con la piel de limón y, en otro, batimos la yema con el azúcar hasta que blanquee. Añadimos la harina de maíz y removemos bien hasta integrar del todo. Vertemos la leche caliente -previamente colada-, agitando con el batidor para que no se formen grumos.

- Ponemos el cazo a fuego muy suave y no paramos de remover hasta que hierva. Cubrimos la crema con un film transparente y la dejamos enfriar.

Para el barniz de mermelada:
- Calentamos al mermelada con un poco de agua y la dejamos hervir dos minutos. Colamos y reservamos.

Para las manzanas:
- Encendemos el horno a 180º.

- Cortamos el hojaldre por la mitad. Batimos un huevo, pintamos una de las mitades del hojaldre y la cubrimos con la otra mitad.

- Dibujamos una manzana en una cartulina y la recortamos. Ésta nos servirá de plantilla para hacer 3 manzanas de hojaldre. Una vez recortadas las manzanas y dibujadas las hojas, con un cuchillo hacemos un borde de 1 cm y  vaciamos su interior, separando sólo la capa superior de hojaldre. Pinchamos varias veces la capa inferior con un tenedor.




- Pintamos con huevo batido los bordes y las hojas de las manzanas. Rellenamos el interior con una cucharada colmada de crema. Pelamos y cortamos la manzana a láminas finas. Cubrimos la crema con estas láminas superpuestas.




- Las horneamos durante 20 minutos, o hasta que empiecen a coger color. Las sacamos del horno y las pintamos con barniz de mermelada.


Ingredientes (para 3 manzanas):
  • 1 masa de hojaldre rectangular
  • 1 yema de huevo de agricultura ecológica
  • 160 ml leche
  • piel de llimón de gricultura ecológica
  • 35 g azúcar
  • 12 g harina de maíz maizena
  • 1 ou huevo de agricultura ecológica
  • 1 manzana golden
  • 2 cucharadas de mermelada de albaricoque casera




No sé cómo sería la manzana que Eva cogió del árbol prohibido que había en medio del jardín del Paraíso y que generosamente ofreció a Adán, pero no creo que tuviera nada a envidiar a estas manzanas que iluminan mi cocina.

Podeéis saborear estas Manzanas de hojaldre mientras leéis Ray Bradbury, Las doradas manzanas del sol. Ediciones Minotauro, 2002. 

Lenguados al Pernod con gambas



En aquella ciudad a la que llamamos Ceuta, y que se encuentra en la confluencia de los dos mares, está la roca donde se detuvo Moisés para comerse un lenguado que Josué había cocido a la brasa.

Pero he aquí que -según explicaron los aldeanos Abu Hamid al-Gharnati- el Profeta tuvo que salir a toda prisa a atender cuestiones que reclamaban su atención y sólo tuvo tiempo de comerse la mitad del pescado.

Afortunadamente Dios lo vio e hizo revivir la otra mitad. Así, el lenguado pudo volver al mar y seguir nadando, mostrando sus descendientes aún hoy en día aquellos rasgos tan característicos que ya llamaron la atención del viajero granadino.

En su obra, donde aparecen hechos maravillosos y cosas singulares vistas en sus viajes alrededor del mundo, nos cuenta que una mitad tiene escamas, espinas y una piel muy fina, y medio cabeza con un solo ojo, que hace angustia sólo mirar -el porque es como si estuviera muerto, o como si se lo hubieran comido.

Sin embargo, en el Mar Rojo se le conoce como el pez de Moisés, y la gente lo tiene por buen agüero y lo regala a personas respetables.




Es posible que vosotros seáis como Abu Hamid al-Gharnati y no encuentréis nada atractivo el lenguado, y también puede que no encontréis ni una pizca de belleza en estas gambas de Palamós. Pero la combinación de ambos puede convertir un plato en una comida extraordinaria.

Si os han gustado estos Lenguados al Pernod con gambas y os gustaría prepararlos, sbasta con seguir  estas indicaciones:

- Pelamos las gambas dejando sólo las colas. Las envolvemos con un filete de lenguado y lo sujetamos con un palillo.

- Los ponemos en una bandeja de horno, condimentamos con sal y pimienta, y vertemos el vino y el caldo. Tapamos con papel de aluminio y lo ponemos en el horno caliente durante 10 minutos. A continuación, los ponemos en un plato y los mantenemos calientes.

- En un cazo, freímos las cabezas y las pieles de las gambas con unas gotas de aceite. Añadimos el caldo de la bandeja del horno, dejamos reducir y lo pasamos por el chino.

- Ponemos la mantequilla en un cazo y la harina, y la dejamos cocer un par de minutos. Vertemos el caldo, removemos y dejamos espesar. Añadimos la yema de huevo, removemos, esperamos que haga chup-chup, y vertemos primero el Pernod, y un minuto después la crema de leche.

- Hacemos una cama de salsa en el plato, encima ponemos los lenguados y los bañamos con más salsa, sin cubrirlos completamente.




Ingredientes (para 2 personas):
  • 2 lenguados a filetes
  • 8 gambas
  • 100 ml vino blanco de buena calidad
  • 220 caldo de pescado
  • 30 g mantequilla
  • 30 g harina
  •  1 yema de huevo de agricultura ecológica
  • 1 cucharada de Pernod
  • 100 crema de leche 35% m.g.
  • sal marina
  • pimienta negra




Ya que el viajero andalusí del siglo XII Abu Hamid al-Gharnati reunió en sus obras las maravillas del mundo, creo que para acompañar estos Lenguados al Pernod con gambas no hay nada mejor que la lectura de una obra escrita con un excepcional sentido del humor por un hombre que también viajó por todo el mundo.

Gerald Durrell, Filetes de lenguado. Alianza Editorial (Colección Biblioteca Durrell). Madrid, 2004.

Bombas de fresa



Juan Martín es un buen hombre. Tiene en Brasil un niño apadrinado, colabora económicamente con una ONG y, desde que se jubiló, todos los miércoles se desplaza a la ciudad para llevar la contabilidad de una Fundación que da de comer a gente sin recursos. Pero en su pueblo nadie lo sabe.

Todos creen que Juan no tiene un semblante feliz  porque no ha sido bien tratado por la vida. Su mujer murió de cáncer y no ha tenido hijos, aunque en su momento lo habían deseado con delirio. Está acostumbrado a los rincones vacíos de su casa y al silencio de sus paredes.

Él es hijo único y sus padres hace años que murieron. Su cuñado se fue a Alemania con su mujer y sus hijos buscando una vida mejor,  y apenas se ven unos días en verano cuando vienen de vacaciones. No es hombre de bares ni de deportes. Le gusta la tranquilidad y cuidar las plantas de su balcón.

Todos piensan que Juan es muy cerrado. Le saludan pero parece que no quieran saber nada de él. Ni le dan conversación ni le preguntan qué hace, qué piensa o qué le gusta. Si lo hicieran, quizá verían que el corazón le hierve de ganas de ser estimado y que sus ojos rezuman ternura a raudales.

Siempre le ha costado expresar sus sentimientos porque es hombre de pocas palabras. Sólo Marta, su mujer, sabía que un pequeño empujón era suficiente para que se abriera y esparciera su bondad por todos los rincones de la casa. Pero parece que a nadie más le interese.




No hay nada como recibir un pequeño regalo para que se nos ilumine el rostro y sintamos millones de cosquillas por todo el cuerpo que nos llenan de felicidad. Estas fiestas de Navidad recibí un obsequio que me hizo una especial ilusión, ya que se trataba de un pack de mermeladas para maridajes La Fageda, elaboradas con frutas de calidad y proximidad.

El maridaje para desayunos está formado por cuatro sabores: Mermelada de fresa, Mermelada de nectarina con canela, Mermelada de pera y Mermelada de naranja dulce.

Mil ideas rondaban por mi cabeza para hacer posibles combinaciones, pero había una que merecía ser la primera y es la que os traigo hoy: Bombas de fresa, una especie de donuts rellenos de mermelada. Una auténtica delicia para comer a cualquier hora!




Si os han gustado estas Bombas de fresa y os gustaría hacerlas, basta con seguir estas indicaciones:

- Deshacemos la levadura con la leche. Añadimos 1 cucharadita de azúcar y 50 g harina hasta formar una masa espesa. La tapamos y dejamos reposar 1/2 hora para que doble su volumen.

- Mezclamos el resto de harina y azúcar, y la sal, los pasamos por el tamiz y los ponemos dentro de la panificadora. A continuación, incorporamos la mantequilla ablandada y el huevo batido y lo amasamos 15 minutos. Dejamos reposar 1 hora la masa hasta que doble su volumen.

- Formamos 12 bolas de unos 40 g. Las aplanamos con la mano y ponemos en medio una cucharadita de mermelada. Cerramos rápidamente volviendo a formar una bola, vigilando que quede totalmente sellada para que no se abra durante la cocción y salga el relleno. Hacemos lo mismo con el resto de bolas, las cubrimos con un paño y dejamos reposar  otra hora hasta que doblen su volumen.

- Calentamos el aceite en un cazo. Cuando llegue a 190º, vamos poniendo las bombas de 4 en 4. Enseguida se hincharán y comenzarán a coger color. Al cabo de un par de minutos, las sacamos y las ponemos sobre papel de cocina para eliminar el poco aceite que puedan tener.

-Una vez frías, las espolvoreamos con azúcar glas.




Ingredientes:

Para la masa:
  • 230 g harina de fuerza
  • 50 g azúcar glas
  • 50 g mantequilla pomada
  • 50 ml leche tibia
  • 1 hguevo de agricultura ecológica tamaño L
  • 15 g levadura fresca de panadero
  • 1 pizca de sal marina

Otros ingredientes:
  • mermelada de fresa  La Fageda para rellenar las bombas
  • azúcar glas para espolvorearlas
  • 1/2 l aceite de oliva suave para freirlas 




Dicen que la cara es el espejo del alma, pero a veces esta alma está tan escondida que, cuando la descubrimos, nos llevamos más de una sorpresa.

Nadie diría qué esconden estas Bombas de fresa en su interior. Y os puedo asegurar que cuando lo descubráis, ¡os entusiasmará!

Para acompañar estas Bombas de fresa nada mejor que la lectura de Doris Lessing, Dentro de mí. Ediciones Destino (Colección Áncora&Delfín). Barcelona, 1997.