El camarero le había ofrecido una bandeja llena de gambas y él había levantado la mano para coger una cuando, de repente, quedó paralizado ante el montón de marisco mientras un escalofrío recorría su cuerpo.
Y veía el jovencito que había sido, saliendo por la mañana de casa y yendo corriendo a clase con el deseo secreto de encontrarse por el camino con Silvia, la chica más guapa de todo el instituto sin lugar a dudas.
Pero todo era verla de lejos y temblarle las piernas. Hubiera dado lo que fuera por ser tan valiente como sus compañeros y acercarse con naturalidad a la chica y entablar cualquier conversación por banal que fuera, pero nunca se atrevía a decirle nada, temiendo que sus palabras hicieran demasiado evidentes sus sentimientos.
Si la chica lo veía primero, y le saludaba alegre con la mano mientras gritaba su nombre, él se ponía rojo. Todos se daban cuenta y con sus miradas y sus comentarios lo hacían sentir ridículo.
- ¡Eh, gamba!
Así lo conocían en el instituto. ¡Gamba! Por eso nunca le había gustado el marisco. Decía que tenía alergia, pero sólo él sabía que era terror.
¡Estoy convencida de que si nuestro protagonista hubiera tenido delante suyo estas Croquetas de gamba, se las habría comido a docenas, tan blanditas y tan suves de gusto!
Si os ha apetecido hacerlas, podéis prepararlas con gambas congeladas, aunque las de la receta son frescas.
Empezamos pelando las gambas. Ponemos las cabezas y las pieles en un cazo con agua y les hacemos hervir media hora. Luego, colamos el caldo. Sólo necesitaremos medio vaso. El resto lo ponéis en el congelador y lo podéis utilizar cuando hagáis paella de pescado.
Sacamos el intestino de las gambas y las pasamos por la sartén vuelta y vuelta, menos de un minuto. Las dejamos enfriar y las picamos sin que queden muy finas.
Derretimos la mantequilla en un cazo y añadimos la harina. La dejamos cocer un par de minutos removiendo constantemente con una cuchara de madera. Añadimos el caldo caliente y agitampos con energía hasta que nos quede una salsa ligada y sin grumos. Acabamos echando la leche caliente, y la dejamos cocer diez minutos a fuego suave.
Añadimos las gambas picadas y salpimentamos. Un minuto más y retiramos el cazo del fuego. Tapamos la pasta con film transparente, procurando que toque toda la superficie, y la dejamos enfriar.
Ponemos abundante aceite en un cazo al fuego, que se vaya calentando muy lentamente. Espolvoreamos un poco de harina sobre una superficie plana. Vertemos la pasta y hacemos un churro largo. Cortamos porciones de pasta de unos 30 g y con las manos les damos forma de croqueta.
Las pasamos por huevo batido y por pan rallado. Y finalmente las freímos en aceite bien caliente durante unos segundos. Las ponemos encima de papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.
Ingredientes (para 12 croquetas):
400 g gambas pequeñas (o camarones) de la costa
2 vasos de agua mineral
25 g mantequilla
35 g harina
120 ml caldo de gambas
120 ml leche
pimienta negra recién molida
sal marina
1 huevo
harina
pan rallado
aceite de oliva suave para freír
Con estas Croquetas de gambas participo en la propuesta que hacen Els fogons de la Bordeta y Xocolata desfeta para la Recepta del 15 y que este mes está dedicada a las croquetas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario