No sé cuál es el origen de mi desdicha, pero estoy convencida de que desde el día que llegué a casa y encontré aquel enorme gato negro sentado en el felpudo de la entrada desafiándome con la mirada, no ha parado de perseguirme una retahíla de calamidades.
Quizá pensaréis que es normal que a los vecinos del piso de arriba se les reviente una tubería y yo vea llover bajo el techo de mi comedor mientras desayuno con el paraguas en la mano, o tal vez os parecerá casualidad que una desvergonzada gaviota afloje el vientre encima de mi mejor abrigo sin avisarme de sus intenciones, y deje una mancha perenne.
¿Y qué me diréis si os cuento que un motorista despistado -¡vete a saber en qué estaría pensando o qué cara bonita había llamado su atención!- hizo pasar ayer las ruedas de su vehículo encima de mi pie cuando yo, inocente, caminaba tranquilamente por la acera pensando que era la reina del mambo! ¿Creeréis acaso que siempre voy ajetreada y que me convenía pasar dos meses de reposo absoluto sentada en el sofá haciendo ganchillo?
Como no hay mal que por bien no venga, pienso escribir un libro sobre estos desgraciados acontecimientos y, ¡quién sabe!, quizás llegue a ser un éxito de ventas y llene entonces mi polvoriento bolsillo. Por si acaso, estad al acecho y si lo veis, hacedme el favor de comprarlo. Recordad el título: Origen de una mala suerte.
Hoy os traigo un Tarta de crema y trufa, pero también podríamos llamarla Tarta de los orígenes, porque pertenece a las primeras páginas de los recuerdos culinarios de esta familia. Es la tarta de los cumpleaños infantiles, la tarta de los domingos perezosos o la tarta infalible ante una visita imprevista.
Como gratitud por todos los buenos momentos que nos ha proporcionado creo que no podía faltar en la recopilación de recetas de este blog. Y más cuando en casa pensamos que es la mejor de todas las tartas. ¡Suave, esponjosa y deliciosa ... como pocas!
Si os animáis a hacerla, empezamos preparando el bizcocho.
Encendemos el horno y lo ponemos a 180º. Montamos en un bol las claras con una pizca de sal hasta que las tengamos bien fuertes, y en otro batimos las yemas con el azúcar hasta que estos blanqueen. Añadimos ralladura de limón y dos cucharadas de la clara montada.
Mezclamos la harina y la levadura, las pasamos por un cedazo y las añadimos poco a poco a las yemas mientras vamos batiendo. Finalmente, incorporamos las claras mezclándolas muy suavemente con una espátula.
Vertemos la mezcla dentro de un molde de 26 cm de diámetro que previamente habremos untado con mantequilla y espolvoreado con un poco de harina. Lo horneamos durante 20 minutos o hasta que esté dorado y se haya despegado del molde.
Mientras se enfría, podemos preparar la crema. Calentamos la leche con pieles de limón y un trozo de canela, y la dejamos en infusión 1/2 hora.
En un cazo batimos las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Añadimos la maizena, y batimos hasta incorporarla bien. A continuación vertemos poco a poco la leche colada mientras vamos batiendo.
Ponemos el cazo en el fuego, muy suave, y no dejamos de remover hasta que la crema empiece a espesar. Apartamos el cazo del fuego, agitamos bien la crema, y lo volvemos a poner en el fuego. Agitamos hasta que veamos que se forman unas burbujas que explotan haciendo puff. Apagamos el fuego, cubrimos la crema con film transparente, procurando que toque toda su superficie, y la dejamos enfriar.
Partimos el bizcocho horizontalmente en dos partes. Esparcimos toda la crema sobre una parte y la cubrimos con la otra.
Llevamos la nata al fuego, y mientras se calienta, desmenuzamos el chocolate. Cuando la nata esté caliente, retiramos el cazo del fuego, añadimos el chocolate y mezclamos bien hasta que se haya fundido. Incorporamos a continuación la mantequilla y procedemos igual.
Vamos agitando para que no se endurezca la superficie de la trufa y, cuando la tengamos a temperatura ambiente, la dejamos caer encima de la tarta hasta que cubra toda la superficie. No tocaremos nunca la trufa, ni la extenderemos con una espátula, ya que no conseguiríamos el efecto espejo tan deseado.
Ponemos la tarta en la nevera y la dejamos enfriar. Montamos la nata y cuando casi la tengamos, añadimos el azúcar. La ponemos dentro de una manga pastelera y dibujamos unas rosetas encima de la tarta. Decoramos con arándanos.
Ingredientes (para un molde de 26 cm):
Para el bizcocho:
4 claras
1 pizca de sal
3 yemas
100 g azúcar
ralladura de limón
100 g harina
1 cucharadita de levadura Royal
Para la crema:
1/2 l leche
piel de limón
1/2 palo de canela
3 yemas
125 g azúcar
45 g maizena
Para la trufa:
150 ml nata (35% m.g.)
225 g chocolate Nestlé Postres
50 g mantequilla
Para la decoración:
100 ml nata (35% m.g.)
1 cucharadita de azúcar glas
arándanos
¿No os parece maravilloso el corte de esta Tarta de crema y trufa? ¡Tan maravilloso como la sensación que me invadió el pasado viernes cuando supe que en la sección A cop de clic del programa El món a RAC1 habían recomendado este blog! ¡MUCHAS GRACIAS A QUIEN LO HIZO POSIBLE!
24/02/2012
BLOGGIES:
Blog de cocina, ya que nos visita Fermí Puig. Se llama “El món de la cuina”, lo hace Margarida, desde 2009. Las recetas son espectaculares, pero también las presentaciones. Al menos en las fotos, impresionan. Si quieres entrar, elmondelacuina.com
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