Es un caballo inmenso, alto como una montaña, y con el costillar formado con tablones de abeto. El astuto Ulises ha ideado su construcción para esconder en su vientre los guerreros más valientes y poder destruir así la ciudad de Troya.
Los troyanos, ignorando lo que esconde el obsequio griego, se esfuerzan por poner bajo los pies del monstruo de madera unas ruedas resbaladizas, y lo llevan hasta el centro de su ciudad. Allí las mujeres adornan con flores la crin del caballo y extienden una alfombra de rosas alrededor de sus pezuñas.
Hay quien, desconfiando de este regalo, intenta atormentar a los griegos ocultos en el vientre del caballo imitando la voz de sus mujeres, pero el terrible Ulises corre a tapar con la mano la boca de los héroes que se han emocionado al oírlas.
Y cuando la noche irrumpe, y ya los troyanos caen rendidos por el vino y el sueño, los griegos aprovechan para abrir la tramoya y abandonar el vientre del animal deslizándose por una cuerda.
Enseguida reina por doquier la muerte y la confusión, y Troya yace destruida para siempre.
La receta que os traigo hoy no es un regalo envenenado. Es un volován de champiñones que, como el caballo de Troya, esconde en su vientre una sorpresa. Pero, al contrario de lo que supuso para los troyanos, a vosotros no os traerá más que felicidad.
Si deseáis hacerlo, no tenéis más que seguir estas cuatro indicaciones:
Descongelamos la lámina de hojaldre. Encendemos el horno y lo ponemos a 200º. Dividimos el hojaldre en dos mitades, y a 1 cm de los bordes, dibujamos con la punta de un cuchillo un rectángulo, pero sin llegar a recortarlo del todo. Pintamos la superficie con huevo batido y los horneamos durante 20 minutos.
Cortamos los champiñones a láminas. Ponemos una cucharadita de aceite en una sartén y cuando esté caliente echamos los champiñones. Los tenemos 2-3 minutos a fuego fuerte. Los salpimentamos y los reservamos.
Fundimos la mantequilla a fuego suave, añadimos la harina y removemos bien la mezcla evitando que coja color. Vertemos la leche caliente, agitamos hasta obtener una salsa bien fina y añadimos el agua que han soltado los champiñones. Dejamos cocer la salsa durante 5 minutos, incorporamos los champiñones y salpimentamos a nuestro gusto.
Con la punta del cuchillo recortamos los rectángulos dibujados en los volovanes. Separamos la parte dorada que hará de sombrero, y retiramos la masa del interior, haciendo que quede un hueco para poderlos rellenar.
Rellenamos los volovanes con la bechamel de champiñones, y los tapamos con el sombrero. Podemos terminar la decoración con unas hojas de menta, unas flores y un tomate cherry.
Ingredientes (para dos personas):
1 lámina de hojaldre congelada de 250 g
1 huevo para pintar
15 g mantequilla
20 harina
200 leche
1 cucharadita de aceite de oliva virgen extra
250 champiñones limpios
sal marina
pimienta negra recién molida
hojas de menta
flores
tomates cherry
Si no lo probáis, nunca sabréis qué puede esconder en su interior este volován de champiñones. Tampoco sabréis nunca qué esconden las páginas de la Eneida, si no os animáis a leerla. Virgilio, Eneida. CSIC.Madrid, 2011.
Me encanta el volován que has preparado con su "sorpresa " deliciosa en el interior.Es un aperitivo bien apetecible.
ResponderEliminar¡Qué rico y qué presentación más bonita! Besos y feliz semana.
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