Mi tío Ramón era soltero y vivía en casa con nosotros. Cuando llegaba el otoño, los sábados se levantaba temprano y se iba montaña arriba con el cesto en la mano y no volvía hasta que lo tenía bien lleno, provocando la admiración de todos.
Le gustaba ir solo, y nunca quiso que nadie le acompañara. Un día, sin embargo, le seguí a escondidas dispuesta a descubrir su secreto.
Hacía dos horas que caminábamos a buen paso cuando se agachó y empezó a buscar setas entre las frondosas matas. En un santiamén llenó todo el cesto y, antes de iniciar el camino de regreso, se estiró bajo un pino a hacer una siesta.
¡Por fin había descubierto su secreto! Y pareciéndome que, después de andar tanto, tenía derecho a llenar mi cesto, recogí a toda prisa todos los ejemplares que él había dejado y corrí con todas mis fuerzas montaña abajo para llegar a casa antes que él.
Mostré orgullosa mi cesta a mi madre y ella se dispuso a cocinar aquel tesoro con el redondo de ternera que acababa de asar. Poco después llegó mi tío y, habiéndose extrañado que yo hubiera encontrado tantas setas, no tuve más remedio que confesar la verdad.
-¡Concha, ya puedes tirar a la basura toda la cazuela si no quieres que muramos envenenados!
Estaba tan alucinada con el descubrimiento que ni siquiera se me había ocurrido pensar que, si mi tío no había cogido aquellas setas, era precisamente ¡porque no eran comestibles!
Mi Redondo de ternera con níscalos no irá a la basura porque, debido la inseguridad que tengo ante cualquier seta, las compro en el mercado. ¡Y os puedo asegurar que estas son sanas y riquísimas!
Para hacer este plato y quedar satisfecho con el resultado, hemos de disponer de una carne de ternera de máxima calidad y de unos níscalos tiernos y recién cogidos.
Condimentamos con sal y pimienta el redondo de ternera y lo doramos por todos los lados a fuego vivo en una cazuela donde habremos puesto el aceite. A continuación bajamos el fuego, añadimos la cebolla cortada en juliana y una cabeza de ajos, y lo dejamos cocer con la cazuela tapada. Damos la vuelta a la carne de vez en cuando.
Cuando ya esté casi cocida, destapamos la cazuela y echamos un buen chorro de coñac. Diez minutos más y apagamos el fuego.
Para poder cortar bien la carne, es necesario que ésta esté totalmente fría. Es mejor dejarla unas horas en la nevera.
Llevamos al fuego la cazuela donde tenemos el aceite y la cebolla y desechamos la cabeza de ajos. Añadimos el tomate rallado y los níscalos. Cuando se haya evaporado parte del agua, ponemos la carne.
La dejamos cocer unos minutos y añadimos la picada y la sal. Cuando se haya evaporado todo el líquido y la salsa coja brillo, cerramos el fuego y servimos el plato con una buena rebanada de pan.
Ingredientes:
1 redondo de ternera de 1 1 / 2 kg
1 kg de níscalos
150 ml aceite de oliva virgen extra
3 cebollas
1 cabeza de ajos
3 tomates, sin piel ni semillas
50 ml coñac Torres 10
sal
pimienta negra recién molida
Para la picada:
1 diente de ajo
3 ramas de perejil
8 almendras tostadas
Quizás todos escondamos dentro nuestro un secreto que nadie descubrirá nunca. Si queréis leer una historia impresionante, os recomiendo El secreto de mi turbante, de Nadia Ghulam y Agnès Rotger. Editorial Planeta. Barcelona, 2010.
Con este Redondo de ternera con níscalos participo en el 2º Concurso Internacional de Gastronomía organizado por Apicius , y patrocinado por San Ignacio, Taller de las tradiciones, La cocina de Plágaro, Oh!Menaje, Kuchen House, In-domo Diseño Interiores, Marvi Rótulos-Placas commemorativas y Artepan.
Su receta ha quedado registrada para el 2º Concurso Internacional de gastronomía.
ResponderEliminarComo sabe, si es su deseo, puede participar con 2 recetas también con dos recetas dulces.
Gracias por participar.
Suerte con el Jurado