Nuevo rico, chabacano y fanfarrón, ¡sí señor! Y es que de ninguna otra forma podemos describir al hortera de Trimalción, que nos ha invitado a cenar a su casa. Ya me podéis creer cuando os digo que ni la inmensa fortuna que tiene es suficiente para dar una pátina de distinción a su figura.
Hoy está dispuesto a sorprendernos y, por lo que veo, se ha propuesto hacernos reventar si es necesario. Sirve un plato tras otro sin parar cuando, de repente, ¡llega lo mejor de la fiesta!
Al son de la música entra el cocinero al comedor seguido de tres cerdas adornadas con bozales y campanillas y, cuando todos pensamos que comenzarán a representar una función, va el anfitrión y manda sacrificar la cerda más rechoncha.
No han pasado aún diez minutos y vemos que ya traen una fuente con un enorme cerdo. Muy enfadado, Trimalción se pone a gritar que es imposible cocinar un animal como ése en tan poco tiempo, y se precipita a apalear al pobre cocinero por no haber limpiado debidamente el cerdo, pues parece que esta bestia está más gorda ahora que cuando se paseaba por la sala.
Escapándose de sus manos, se apresura el cocinero a abrir en canal el vientre del cerdo e inmediatamente empiezan a salir salchichas y morcillas a montones, provocando los aplausos de todos nosotros ante un prodigio tan sorprendente.
Nuevo rico, chabacano y fanfarrón, ¡sí señor! Pero ¡qué bien nos lo hemos pasado!
Hoy está dispuesto a sorprendernos y, por lo que veo, se ha propuesto hacernos reventar si es necesario. Sirve un plato tras otro sin parar cuando, de repente, ¡llega lo mejor de la fiesta!
Al son de la música entra el cocinero al comedor seguido de tres cerdas adornadas con bozales y campanillas y, cuando todos pensamos que comenzarán a representar una función, va el anfitrión y manda sacrificar la cerda más rechoncha.
No han pasado aún diez minutos y vemos que ya traen una fuente con un enorme cerdo. Muy enfadado, Trimalción se pone a gritar que es imposible cocinar un animal como ése en tan poco tiempo, y se precipita a apalear al pobre cocinero por no haber limpiado debidamente el cerdo, pues parece que esta bestia está más gorda ahora que cuando se paseaba por la sala.
Escapándose de sus manos, se apresura el cocinero a abrir en canal el vientre del cerdo e inmediatamente empiezan a salir salchichas y morcillas a montones, provocando los aplausos de todos nosotros ante un prodigio tan sorprendente.
Nuevo rico, chabacano y fanfarrón, ¡sí señor! Pero ¡qué bien nos lo hemos pasado!
Hace unos días tuvo lugar la comida que cada año celebramos los vecinos de la calle Matas. Y, ¡pardiez, si nos lo pasamos bien! Allí cada uno trajo un plato para compartir, y estoy segura que los deliciosos manjares que llenaban la larga mesa de aquel encuentro no tenían nada que envidiar a los platos servidos en casa de Trimalción. Todo era casero, bien hecho y exquisitamente presentado. ¡En ningún restaurante hubiéramos comido mejor!
Como a nosotros nos tocó llevar el postre, decidí hacer la Tarta corona de chocolate que tanto nos gusta en casa, y estas Delicias de crema y fruta que hoy os presento.
Si os han llamado la atención, animaos a hacerlas porque -al contrario de lo que pueda parecer- su preparación no es nada difícil.
Como a nosotros nos tocó llevar el postre, decidí hacer la Tarta corona de chocolate que tanto nos gusta en casa, y estas Delicias de crema y fruta que hoy os presento.
Si os han llamado la atención, animaos a hacerlas porque -al contrario de lo que pueda parecer- su preparación no es nada difícil.
Primero forramos una fuente de horno con papel, ponemos encima una lámina de hojaldre y la dividimos en 4 tiras de 6'5x25 cm. Las separamos un poco para que no se toquen, las pinchamos con un tenedor y las cubrimos con más papel. Para evitar que la pasta se hinche, ponemos encima otra bandeja de horno, y la horneamos durante 1/2 hora, o hasta que las tiras cojan un color dorado. Las sacamos del horno y las dejamos enfriar.
Para hacer la crema pastelera, ponemos la leche al fuego. Abrimos la vaina de vainilla de arriba abajo, rascamos las semillas con la punta de un cuchillo y las ponemos (vaina y semillas) dentro del cazo de la leche. Cuando rompa a hervir, apagamos el fuego y dejamos infusionar un rato.
Batimos las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Añadimos la maizena, removemos bien y vertemos la leche colada. Ponemos el cazo a fuego lento y no paramos de remover hasta que hierva. Cerramos el fuego, damos una buena batida a la crema y añadimos la nata, removiendo suavemente. Cubrimos la crema con film transparente y la dejamos enfriar.
Ponemos la crema dentro de una manga pastelera y cubrimos la superficie de las tiras de hojaldre, haciendo un zigzag para que quede más bonito.
Para hacer la crema pastelera, ponemos la leche al fuego. Abrimos la vaina de vainilla de arriba abajo, rascamos las semillas con la punta de un cuchillo y las ponemos (vaina y semillas) dentro del cazo de la leche. Cuando rompa a hervir, apagamos el fuego y dejamos infusionar un rato.
Batimos las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Añadimos la maizena, removemos bien y vertemos la leche colada. Ponemos el cazo a fuego lento y no paramos de remover hasta que hierva. Cerramos el fuego, damos una buena batida a la crema y añadimos la nata, removiendo suavemente. Cubrimos la crema con film transparente y la dejamos enfriar.
Ponemos la crema dentro de una manga pastelera y cubrimos la superficie de las tiras de hojaldre, haciendo un zigzag para que quede más bonito.
Lavamos y cortamos las frutas y las distribuimos encima de la crema pastelera de la manera que más nos guste.
Diluimos al fuego la mermelada con un poco de agua durante 2 minutos. La colamos y con un pincel barnizamos todas las frutas.
Diluimos al fuego la mermelada con un poco de agua durante 2 minutos. La colamos y con un pincel barnizamos todas las frutas.
Ingredientes (para 4 tiras de 6'5 x 25 cm):
1 lámina de hojaldre
500 ml leche
1/2 vaina de vainilla
3 yemas
80 g azúcar
45 g maizena
50 ml nata
fruta variada (kiwi, higos, uvas, fresas, plátano, frambuesas, melocotón, moras, physalis)
2 culleradas de mermelada de albaricoque
Y si, mientras gozáis con estas Delicias de crema y fruta, deseáis recordar la cena de Trimalción y otros peripecias de Encolpio, leed Petronio, Satiricón . Cátedra, 2006.
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