Nieves acaba de perder el trabajo y está deprimida, no porque vislumbre un futuro pesimista sino porque la Navidad ya está aquí y ella no puede hacer lo que más desea.
Vive sola todo el año, y por nada del mundo cambiaría su independencia, pero al llegar estas fiestas recuerda la felicidad que envolvía su infancia, la emoción de un regalo inesperado, y la alegría de sentirse amada. Por eso nunca agradecerá lo suficiente a su hermano que la invite a compartir la comida de Navidad con su familia.
Otros años, unas semanas antes ya se había paseado por toda la ciudad buscando el regalo más adecuado para cada uno y, de una manera u otra, siempre conseguía sorprenderlos. Se desvive por hacerlos felices, y todo le parece poco, porque el cariño que recibe no se puede pagar con dinero.
Este año, sin embargo, su situación es bien distinta y, aunque han insistido para que no les lleve nada, ella no quisiera presentarse con las manos vacías. Hace días que está hecha un lío y no sabe qué hacer, pero nada le gustaría más que ofrecerles su corazón porque es lo más valioso que tiene.
Quizás este año no se note tanto la locura compradora que hemos visto otros años por estas fechas, pero aún así a menudo regalamos por regalar y muchas veces damos más importancia al precio del objeto que al hecho de regalar.
Me gustaría ayudar a Nieves proponiéndole un regalo totalmente útil y que seguro que gusta a quien lo recibe. Creo que nada mejor que esta Ofrenda de frutos secos, y el amor con que está hecha, para transmitir la estima que sentimos por alguien.
Si la queréis hacer, es necesario disponer de una caja con compartimentos interiores. Llenamos unas bolsas de celofán con frutos secos variados, y las cerramos con una tira de rafia.
Escribimos unas etiquetas con las propiedades de cada fruto seco y las atamos a las bolsas con un lazo.
Ahora sólo nos falta cerrar la caja y adornarla con una gran lazada.
Ingredientes:
Una caja con compartimentos interiores
Bolsas de celofán
Rafia
Etiquetas
Cinta
Frutos secos:
Almendras
Arándanos rojos
Avellanas
Ciruelas
Dátiles
Higos
Nueces
Orejones
Pasas de dos colores
Todo regalo lleva implícito un mensaje. Con esta Ofrenda de frutos secos quiero desearos unas Felices Fiestas y deciros a todos los que pasáis por esta cocina, a menudo saludando y dando muestras de vuestra simpatía, pero también de puntillas y sin hacer ruido, que os quiero a todos y que sin vosotros este blog no sería lo que es.
Por eso os recomiendo hoy Mensaje en una botella, de Nicholas Sparks. Ediciones Salamandra. Barcelona, 2002.