Merluza con manto de verduras




Después de lo que le habían dicho, Antonio no encontraba fuerzas para ir al aparcamiento a buscar el coche. Se sentó en el primer asiento vacío que encontró y repasó mil veces las hojas que llevaba en la mano. Las leía nervioso, y le costaba  aceptar que aquellos fueran los resultados de sus pruebas, pero ya le habían explicado que no había ningún margen de error.

Cuando fue consciente de que su vida había quedado reducida a una sola palabra, una palabra fatídica, se apoderó de él un sentimiento de culpa, angustia e impotencia.

¿Por qué? ¿Por qué él, que siempre había tratado de llevar una vida sana? ¿Por qué no había escuchado más su cuerpo para detectar el menor indicio? ¿Por qué había pensado que siempre se encontraría bien y había buscado excusas para no hacerse revisiones preventivas? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué él? 

Rabia y miedo. Y un abismo oscuro delante suyo. Todo su cuerpo empezó a temblar y no se atrevía a conducir. Se arrepentía de no haber dicho nada a su mujer y de haber ido solo a la consulta. No sabía cuándo tendría fuerzas suficientes para levantarse y volver a casa, y abrazar la familia, y decirles que sentía mucho hacerles aquella mala jugada ... Que no sufrieran, que seguro que pronto estaría bien y todo volvería a ser como antes ...

Pero, como si no creyeran que aquello fuera posible, sus ojos comenzaron a derramar lágrimas y un llanto inesperado irrumpió en la sala de espera. El llanto de un hombre abatido que no entendía lo que le pasaba.




Como ya sabéis, este domingo tiene lugar La Marató de TV3, que este año está dedicada al cáncer. Para llevar una vida sana y evitar esta enfermedad, yo os propongo una receta saludable, Merluza con manto de verduras, que nos cargará de minerales, vitaminas y antioxidantes.
Para hacer este plato, necesitaremos verduras frescas y, si es posible, ecológicas. Y una merluza de la costa, que el pescadero nos habrá escamado y desespinado, dejando dos filetes completamente limpios.
Encendemos el horno y lo ponemos a 180º. Cuando esté caliente, lavamos los dos filetes, los cortamos por la mitad, los salamos y los ponemos en una fuente. Los condimentamos con unas hojas de tomillo, unas gotas de aceite y un chorrito de vino blanco, y los horneamos durante 15 minutos, o hasta que veamos que ya están cocidos. 
Mientras el pescado está en el horno, cortamos el calabacín en bastoncitos, con piel y todo. Después partimos los espárragos por la mitad, guardando las partes más duras en la nevera para utilizarlas cuando hagamos un caldo. Y pelamos el boniato, y lo cortamos también en bastoncitos. 




Cocemos las verduras al vapor durante 5 minutos, y luego las salteamos 1 minuto en la sartén con unas gotas de aceite a fuego fuerte. Deben quedar al dente. Las condimentamos con sal y unas hojas de tomillo.

Ponemos la merluza en el plato y la cubrimos con el manto de verduras. Reducimos, si es necesario, el liquido que ha quedado en la fuente de la merluza y lo vertemos encima de las verduras.


Ingredientes (para 4 personas):

1 merluza
50 ml vino blanco de buena calidad
1 calabacín
1 manojo de espárragos verdes
1 boniato
sal marina
tomillo
aceite de oliva virgen extra




Con esta Merluza con manto de verduras participo en la iniciativa  Caldes bull amb La Marató, cuya finalidad es divulgar la alimentación saludable unida a una buena causa. Si deseáis colaborar con una receta, encontraréis las bases  aquí.



Cazuela de arroz integral con verduras




Juan tiene la mirada perdida. Parece que nada le importe. Habla poco y nunca sonríe.

Hace tres años era el hombre más feliz del mundo porque tenía todo lo que deseaba: un trabajo, una casa, una familia ... Y no sabe qué ha pasado, pero ahora camina solo y triste por la vida.

 Recuerda como una pesadilla el día que su empresa quebró y se quedó sin trabajo, con un montón de acreedores llamando a la puerta. Tuvo que vender su casa para hacer frente a todas las deudas, e ir a vivir de alquiler a un piso pequeño y lleno de humedad.

Comían mal y pasaban frío, y los niños enfermaban a menudo. Verlos desvalidos en la cama le entristecía y determinó, con el dolor más grande que pueda sentir un hombre, enviar la mujer y los hijos al pueblo a vivir con los abuelos.

Desde entonces pasa las horas yendo de un lado a otro sin rumbo buscando un trabajo que nadie le ofrece, no tiene dinero y hay días que sólo come pan.

Está seguro que hay un ladrón de ilusiones merodeando por el mundo, y le ha robado el alma. ¿Le queda a Juan algún motivo para sonreír?




Si antes de preparar esta Cazuela de arroz integral con verduras, hemos cocido el arroz, en diez minutos tendremos un plato buenísimo. Su estallido de colores nos transmitirá la energía que necesitamos para enfrentarnos a las contrariedades del día.

Para cocer el arroz, ponemos el líquido a calentar mientras lavamos el arroz, y lo dejamos escurrir. La proporción será de 1 medida de arroz por 2 ½ de agua o caldo vegetal. Cuando el líquido empiece a hervir, ponemos el arroz y lo dejamos cocer, tapado y con el fuego al mínimo, durante 30-35 minutos. Y ya lo tendremos listo para preparar este plato o, si lo preferimos,  lo guardamos en la nevera para utilizarlo cuando queramos.

Empezamos con el sofrito: picamos bien  la cebolla y el ajo, y los doramos en el aceite, que ya tendremos caliente en la sartén. Vamos cortando el resto de verduras en trozos regulares, y los añadimos a la sartén. Los salteamos y añadimos el tomate rallado y el caldo vegetal.




Dejamos cocer y, cuando aún quede un poco de caldo, añadimos el arroz y lo dejamos unos minutos para que absorba todos los sabores. Rectidicamos de sal y ya podemos empezar a servirlo.

Ingredientes (para 4 personas):

500 g arroz integral cocido
6 cucharadas aceite de oliva virgen extra
2 cebollas tiernas
2 dientes de ajo
2 alcachofas
½ pimiento rojo
½ pimiento verde
½ pimiento amarillo
un puñado de judías verdes
un puñado de espárragos
3 tomates
1  vaso de caldo vegetal
sal marina




Con esta Cazuela de arroz integral con verduras participo en la campaña Blogs contra el hambre.

Hoy y mañana tiene lugar la GRAN COLECTA DE ALIMENTOS 2012. El estado de crisis en que se encuentra el país seguramente ha alterado la vida de muchos de nosotros, pero sería inmoral quedarnos de brazos cruzados sabiendo que hay gente que no tiene un plato de comida en su mesa.

La Fundación BANCO DE LOS ALIMENTOS nos espera a todos en más de 700 supermercados y mercados de toda Catalunya. La Gran Colecta de Alimentos es una campaña de recogida de alimentos básicos para conseguir que las personas más necesitadas reciban ayuda alimentaria. ¡Colabora!



Puré de calabacín blanco




¡Menuda sorpresa he tenido con Luis! Para él nada de lo que haces está bien, a todo encuentra defectos ... Es bastante quisquilloso, sí, y nunca se guarda una crítica, si cree que te la mereces. Pero ¡hoy me ha dejado anonada cuando se ha presentado en casa con un regalo inesperado! Me ha ofrecido un montón de calabacines blancos con la misma ilusión que quien regala una  joya preciosa.

- Calabacines blancos? Y de dónde los has sacado?

Y ha empezado a contarme una historia que si no lo conociera bien diría que se le acababa de inventar. Pero es tan real como este sol que hoy nos ilumina.

Un camión llegado del sur ha logrado vender en el mercado de fruta y verdura toda la mercancía que llevaba, excepto un palet de calabacines blancos. El conductor, que tenía que regresar al punto de partida con una nueva carga, necesitaba el camión vacío, y no ha encontrado mejor manera de deshacerse del palet que tirarlo en un descampado.

Muy cerca de allí, Lluís aparcaba su coche y, viendo aquella montaña de calabacines desamparados, ha acudido corriendo a coger todos los que ha podido y, tras llenar el maletero, ha ido volando a su empresa diciendo a todos sus compañeros que hicieran lo mismo.

Media hora más tarde ya no quedaba ningún rastro de la montaña de calabacines, pero grande  era el trajín en un montón de casas ya que íbamos como locos buscando un lugar para aquel regalo inesperado.




No sé qué pinta tiene una montaña de calabacines, pero puedo ver los ojos de desesperación de toda la gente que pasa hambre y no puede ni imaginarse que aquí podamos tirar tan alegremente cantidades desmesuradas de comida.

Intermón Oxfam ha lanzado la campaña "Mesa para 7.000 millones”, que reivindica el derecho a la alimentación a todo el mundo. La campaña denuncia que casi 900 millones de personas se acuestan con hambre cada noche, mientras nuestro planeta produce alimentos suficientes para todos.

No puedo sentar  tanta gente en mi mesa a comer este Puré de calabacín blanco, pero ¡ojalá entre todos consigamos que en la "Mesa para 7.000 millones” de personas de Intermón Oxfam la única hambre que exista sea el hambre de justicia!




Si os ha gustado este puré y quiere hacerlo, a continuación os explico el receta.

Para hacer el agua de arroz, calentamos agua con un chorrito de aceite y una cucharada de sal. Cuando hierva, añadimos el arroz y lo dejamos cocer 15 minutos. Colamos el arroz, guardando el agua porque la necesitaremos para cocer el calabacín. Enfriamos el arroz debajo del grifo con agua fría y lo reservamos.

Ponemos en una olla 5 cucharadas de aceite y pochamos el puerro, que habremos cortado en brunoise. Cuando empiece a coger color añadimos el calabacín cortado en rodajas. Removemos bien con una cuchara de madera y vertemos el líquido.

Lo cocemos a fuego fuerte hasta que el agua empiece a hervir, entonces bajamos el fuego, y añadimos el jengibre rallado. Cuando el calabacín esté cocido, rectificamos de sal y seguidamente lo trituramos hasta dejarlo bien fino.

 Podemos servirlo solo o acompañado de arroz cocido.


Ingredients (para 8 personas):

5 cucharadas aceite de oliva virgen extra
100 g puerro (sólo la parte blanca)
2 kg calabacín blanco
300 ml agua
300 ml agua de arroz
10 g jengibre
sal




Con este Puré de calabacín blanco podremos cenar ocho personas o más, si no llenamos tanto el plato. ¡Y apetece tanto tomar un plato caliente ahora que el frío empieza a notarse!

¡Estremece pensar que hay gente que no sólo no tiene un plato en la mesa, sino que ni siquiera tienen una casa donde guarecerse! Por eso hoy os recomiendo la lectura de este libro: Ellos llaman a la puerta, de Carmen Luque. Barcelona, ​​2000.

Tarta de crêpes con setas




Hay quien nace con mala estrella, ¡y yo tenía todos los números del sorteo! Cojo, tartamudo y sin mucho atractivo, todo presagiaba  que me vería empujado a una existencia gris y sin sobresaltos, cuando las intrigas de mi familia me convirtieron en el hombre más poderoso del mundo.

Todos pensaban que sería un títere en sus manos, un instrumento que podrían usar a su voluntad. Pero los dioses, para compensar todas mis deficiencias, me habían dotado de inteligencia, y ésta les estorbaba.

Y yo, que había ganado mil batallas, no pude doblar la codicia de mi mujer, que hizo y deshizo según su capricho, ya sea por medio de asesinatos, ya de relaciones incestuosas.

Agripina (¡maldigo el día que me casé con ella!), me envenenó con un plato de setas, táctica con la que ya tenía experiencia. No negaré que más de una vez había pensado en esa posibilidad pero, ante una mujer tan artera, ¡de nada sirvieron mis precauciones!





Con estas setas vuestra vida no correrá ningún peligro porque no son en absoluto venenosas, sino todo lo contrario. Si esta Tarta de crêpes con setas os ha gustado y la queréis hacer,  a continuación os explico la receta.

Empezamos preparando las crêpes: Pasamos por el tamiz la harina y la sal y las ponemos en un bol. Añadimos los huevos. Con un batidor mezclamos los ingredientes mientras vamos incorporando la leche poco a poco. Finalmente, añadimos la mantequilla fundida. No dejamos de batir hasta conseguir una masa sin grumos.

La dejamos reposar media hora.

Calentamos una sartén de unos 18 cm de diámetro. Con un pincel pintamos la base con mantequilla fundida. La apartamos del fuego y vertemos medio cucharón de masa, volteando la sartén para que la masa vaya cubriendo toda la base de la sartén. Entonces la volvemos a poner al fuego hasta que la crêpe empiece a tomar color. Le damos la vuelta y la cocemos por el otro lado medio minuto.

La ponemos en un plato y volvemos a repetir el mismo procedimiento hasta terminar la masa. Con esta cantidad salen 12 crêpes, pero sólo hice 9. El resto, la puse en una sartén más pequeña, de 10 cm de diámetro, para hacer la tarta de 5 pisos de tamaño individual que veis en las fotografías.

Ponemos unas gotas de aceite en una sartén y salteamos las setas por separado, primero las trompetas amarillas, después los rebozuelos y finalmente las trompetas de la muerte. Una vez hechos, los salpimentamos y los reservamos.




Para hacer la bechamel, fundimos mantequilla en un cazo, añadimos harina, removemos y dejamos cocer un par de minutos. Vertemos la leche caliente y batimos a conciencia hasta conseguir una salsa sin grumos. Añadimos también el agua que han soltado las setas, si es necesario.

La dejamos cocer durante 10 minutos, removiendo a menudo. Ponemos sal, y nuez moscada y pimienta recién molidas.

Para hacer la tarta nos ayudaremos de un aro de cocina de 10 cm de diámetro. Ponemos una crêpe, las trompetas amarillas y 2 cucharadas de salsa bechamel. Y repetimos hasta terminar las crêpes. En este pastel hemos hecho un piso de trompetas amarillas, uno de trompetas de la muerte, uno de rebozuelos y otro de trompetas de la muerte.

Terminamos la decoración con unas cuantas setas reservadas.

Antes de servir los platos, podemos pasarlos unos segundos por el microondas para que estén bien calientes.




Ingredientes (para 12 crêpes):

100 g harina
1 pizca de sal
1 huevo  de agricultura ecológica
1 yema de agricultura ecológica
250 ml leche

15 g mantequilla fundida
mantequilla fundida para pincelar la sartén

Para el relleno:
setas variadas (trompetas amarillas, rebozuelos, trompetas de la muerte...)
aceite de oliva virgen extra
sal marina
pimienta recién molida
bechamel (leche, mantequilla, harina, nuez moscada, pimienta y sal)



Con esta  Tarta de crêpes con setas participo en la propuesta que hacen   Els fogons de la Bordeta  y Xocolata desfeta   para la   La recepta del 15     y que este  mes está dedicada a las setas.



Flan de higos y yogur con caramelo de vainilla




Este verano fuimos toda la familia a pasar unos días a casa de los abuelos, y ya os podéis imaginar el revuelo que supuso alojar diecisiete personas bajo el mismo techo.

A mi prima Berta y a mí nos tocó dormir en la habitación de tío Luis, de quien apenas sabíamos nada, salvo que murió de accidente cuando era joven. Sin embargo siempre me había parecido que su muerte estava rodeada de un gran misterio.

 Era casi medianoche cuando mi prima cayó rendida en la cama, pero a mí los pensamientos no me dejaban cerrar los ojos, y es que la curiosidad era más poderosa que el cansancio acumulado del día. Así que me levanté y me entretuve leyendo los títulos de los libros que la abuela había mantenido intactos en los estantes de la habitación.

 Me detuve en un viejo volumen de La higuera, árbol de frutos sabrosos por los que tengo una gran debilidad. Me disponía a leer un capítulo cuando vi medioescondido entre sus páginas el cuadernillo  "La flor inexistente".

El autor del escrito hablaba de la higuera y de una misteriosa flor que aparecía únicamente la noche de San Juan. Una flor que revoloteaba como una luciérnaga entre las ramas más elevadas del árbol y que llenaba de fortuna y felicidad a quien lograba cogerla.

El maullido de un gato me distrajo unos momentos de la lectura y aproveché para abrir la ventana y dejar que entrara un poco de aire fresco. Y fue entonces cuando la vi allí: una higuera majestuosa  rebosante de hojas e iluminada por la luna. E imaginé a tío Luis encaramado en sus ramas en busca de aquella flor inexistente.

Sin duda alguna le acuciaba la ilusión de un futuro mejor, pero la falta de prudencia (o quizás una broma de las brujas de la noche) lo arrastró a una muerte segura. No me extrañaría nada que la familia hubiera escondido durante todos estos años la causa de su muerte pensando que tío Luis se había trastocado y había hecho una locura la noche de San Juan.




Este Flan de higos y yogur con caramelo de vainilla es la tercera receta que preparé para el Taller de cocina El calcio, del plato al hueso, que impartí en el Fòrum Dona i Menopausa organizado por  ella y el abanico.
 
Si deseáis verme preparando la receta paso a paso, podéis hacerlo mirando este video:




Pero si preferís seguir la receta por escrito, a continuación os la explico:

Empezamos tostando ligeramente las almendras laminadas en una sartén sin añadir ningún tipo de grasa.

Mezclamos en un cazo el agua, el agar-agar y la miel, y lo ponemos al fuego. Cuando rompa a hervir, lo dejamos cocer durante 12 minutos.

Pelamos un higo y lo mezclamos con el yogur, aplastándolo con un tenedor. A continuación añadimos el agar-agar que teníamos en el fuego, y lo removemos con un batidor.

Con esta preparación llenamos dos moldes de 8 cm de diámetro y los guardamos en la nevera hasta que cuajen, aproximadamente una hora.

Ahora prepararemos los higos de esta manera:

Ponemos en un cazo la vainilla, la ramita de menta, el azúcar y el agua suficiente para cubrir el azúcar. Colocamos dentro del cazo el accesorio de cocer al vapor y ponemos las 3 higos. Tapamos y los cocemos 7 minutos.

Apartamos con cuidado los higos, retiramos el accesorio de cocer al vapor y dejamos reducir el líquido hasta que tenga consistencia de caramelo.




Desmoldamos los flanes, y cortamos por la mitad los higos. Emplatamos los flanes y ponemos encima 3 mitades de higo. Los regamos con una cucharada de caramelo y los espolvoreamos con las almendras laminadas.

Podemos terminar la decoración con un madroño y unas hojas de menta.


Ingredientes (para 2 personas):

100 ml agua
1 1/2 cucharaditas de agar-agar en copos
1 cucharada de miel
100 ml yogur de soja natural
4 higos cuello de dama
2 cucharadas azúcar integral de caña
1 ramita de menta
1/4 vaina de vainilla
almendras laminadas




Este Flan de higos y yogur con caramelo de vainilla os lo podéis comer con los higos recién cocidos o bien después de tenerlos unas horas en la nevera. ¡Ambas opciones son deliciosas!

También cualquier ocasión es buena para dedicar un rato a la Flor azul de la que nos habla Novalis en su libro Enrique de Ofterdingen. Espasa-Calpe.



Tartaletas de brócoli




-¿Hasta cuándo, papá, tendré que aguantar a mi hermana? ¿Hasta cuándo? -había implorado mil veces con desesperación Katy al recuerdo de su padre. 

Siendo todavía una niña tuvo que vivir la muerte de su madre, víctima de un cáncer. Sin embargo, a pesar de la desgracia, no tuvo una  infancia carente de amor porque la mujer con quien se casó su padre un tiempo después la trató con amor y la cuidó como si fuera su propia hija. 

Pero llegó el día en que, coincidiendo con su décimo aniversario, Katy se convirtió en la hermana mayor de una niña a la que pusieron el nombre de Esperanza, y los privilegios llegaron a su fin. Desde el primer momento la madre sólo tuvo ojos para esa hija acabada de nacer, y todo lo que le negaban a Katy, le era dado con creces a la pequeña. 

Cuando tenía veinticinco años, en una fatídica noche de lluvia y frío, el coche en que viajaban sus padres cayó por un barranco, y quedó huérfana. Las palabras que, de manera premonitoria, le había dicho una vez su padre, le resonaban dentro de su cabeza el día del entierro: 

- Cuando yo falte, Katy, cuida de tu hermana. Ella es alocada e irresponsable, y sin ti estaría perdida. 

Eran como el día y la noche. Mientras ella compaginaba estudios y trabajo, ahorrando al máximo el dinero que ganaba, Esperanza vivía el presente y sólo tenía ganas de viajar, divertirse y comprar ropa de marca. 

Llegó el día en que la situación se hizo insostenible. Katy había intentado en vano poner normas en aquella casa, pero su hermana las había roto todas sin ninguna consideración. 

- ¡El dinero de nuestros padres también es mío y me lo gasto en lo que yo quiero! 

- ¡Hace meses que se acabó el dinero! Sólo tenemos lo que yo gano y es bien poca cosa. Así que de ahora en adelante tendremos que controlar al máximo nuestros gastos

Días después, al ir a comprarse una blusa nueva para una entrevista de trabajo en la que tenía que  causar buena impresión, ¡cuál no fue su sorpresa al ver que la venta le había sido denegada! ¡No puede ser! -se decía a sí misma. ¡Si cobré la semana pasada! 

Cuando supo que su hermana había gastado todo el dinero del banco en un vuelo a Venecia para pasar el puente de Todos los Santos con unos amigos, se enfurismó tanto que, dando un puñetazo en la mesa, le dijo: 

- ¡Hasta aquí hemos llegado! (*) Quédate el piso de papá, si quieres. Yo me largo, ¡que ya estoy harta de sanguijuelas caprichosas! 




Estas Tartaletas de brócoli son la segunda receta que hice en el Taller de cocina  El calcio, del plato al hueso, que impartí en el Fòrum Dona i Menopausa organizado por ella y el abanico. Si deseáis verme preparando esta receta paso a paso, podéis hacerlo mirando este video: 




Pero si preferís seguir leyendo, aquí tenéis la receta: 

Encendemos el horno y lo ponemos a 160º. Lavamos el brócoli y separamos las flores. Ponemos un dedo de agua en una cazuela y, cuando hierva, ponemos el utensilio para cocer al vapor y colocamos dentro el brócoli. Salamos ligeramente, tapamos y lo dejamos cocer durante 5 ó 6 minutos. Debe quedar al dente

Ponemos las flores de brócoli dentro de las tartaletas. Batimos el huevo, añadimos la crema de avena, salpimentamos y vertemos esta mezcla dentro de las tartaletas. Si queréis, podéis espolvorear unas almendras laminadas por encima. 

Las horneamos durante 25 minutos, vigilando que el brócoli no se queme, y... ¡ya las podemos llevar a la mesa! 


Ingredientes (para 2 personas): 

150 g brócoli 
250 ml crema de avena 13% m/g 
1 huevo de agricultura ecológica 
sal marina 
pimienta recién molida 




Si os han gustado estas Tartaletas de brócoli, seguro que también os gusta el libro de Michael Hoeye Una cuestión de tiempo. Random House Mondadori.


(*) Hay aquì un juego de palabras que se pierde en la traducción al español. Para decir que se ha llegado a una situación límite, decimos  "¡Se ha acabado el brócoli!" (traducción literal), de ahi que haya traducido esta expresión como "¡Hasta aquí hemos llegado!".


Arroz integral con chirlas




Acababan de casarse y cabalgaban plácidamente bordeando la playa hacia casa de la novia, donde les esperaba un espléndido banquete. Los invitados les seguían a pie, salpicados por las diminutas gotas que producía el intenso oleaje.

 El joven no se percató de nada porque tenía los ojos puestos en su amada, resplandeciente como una Venus. Sin embargo la comitiva percibió la grave situación de una embarcación que navegaba a la deriva, y dio el grito de alarma.

Entonces el novio, sin perder un solo segundo, dirigió su caballo hacia las aguas y se adentró en el mar dispuesto a salvar la nave, con tan mala fortuna que una ola gigante se lo llevó a las profundidades. Viéndose perdido, imploró al cielo su ayuda.

De repente notó una fuerza inhumana que lo impelía hacia fuera y lo devolvía a la playa sano y salvo, justo en el mismo momento en que la nave, que transportaba los restos del apóstol Santiago, llegaba a la orilla. Todos consideraron este hecho un milagro del santo.

Y justamente porque jinete y caballo surgieron de entre las olas cubiertos de conchas, quedaron para siempre unidos la imagen del apóstol Santiago y este molusco.




La semana pasada tuvo lugar en Barcelona el Fòrum Dona i Menopausa, organizado por ella y el abanico y yo -como directora y cocinera de todo lo que se publica en Las recetas de ella y el abanico- me encargué del taller de cocina El calcio, del plato al hueso, donde cocinamos tres recetas muy apropiadas para fortalecer nuestros huesos.

La primera receta que hicimos fue ese Arroz integral con chirlas, muy fácil de preparar y muy sano. Si deseáis verme en acción cocinándolo, podéis entrar en aquesta pàgina de vimeo.


 


Si preferís leer estas líneas, ahora os explico el receta.

Para eliminar la arenilla que puedan tener las chirlas, las cubrimos de agua salada y las dejamos en un lugar fresco durante 1 hora.

Para cocer el arroz, ponemos el agua al fuego y cuando hierva echamos el arroz y un trozo de alga kombu, lavados previamente. Tapamos el cazo, ponemos el fuego al mínimo y lo dejamos cocer durante 45 sin tocarlo. Cuando ya esté cocido, lo destapamos y lo aireamos con un tenedor.

Ponemos aceite en una cazuela, doramos los ajos cortados a láminas y los reservamos dentro del mortero. Enjuagamos las chirlas y las ponemos en la cazuela. Tapamos y esperamos que se abran. Las apartamos del fuego y  retiramos las valvas, reservando unas cuantas para la decoración.

Ponemos el arroz cocido en la cazuela, y también el alga cortada a trocitos. Añadimos las chirlas y el jugo que hayan soltado. Picamos en el mortero los ajos, los diluimos con un poco de agua y los echamos al arroz, removiendo el conjunto. Un minuto más y ¡ylisto!

Para darle una buena presentación, ponemos en un plato un aro de cocina y lo llenamos de arroz. Nivelamos la superficie con el dorso de una cuchara, y ponemos las chirlas reservadas. Retiramos el aro con cuidado, y espolvoreamos el plato con perejil picado.




¿Y la sal? os preguntaréis quizá. Pues no ponemos, porque el agua de las chirlas y el alga ya le dan suficiente sabor.

Ingredientes (para 2 personas):

100 g arroz integral
300 g agua
1 trozo alga kombu
3 cucharadas aceite de oliva virgen extra
2 dientes de ajos
1/2 kg chirlas
 hojas de perejil




¡Es increíble el perfume de este Arroz integral con chirlas! Deja un recuerdo tan fantástico en nuestra memoria como la lectura de Chitra Banerjee Divakaruni,  Algo asombroso. Suma de Letras. Madrid, 2012.



Delicias de crema y fruta




Nuevo rico, chabacano y fanfarrón, ¡sí señor! Y es que de ninguna otra forma podemos describir al hortera de Trimalción, que nos ha invitado a cenar a su casa. Ya me podéis creer cuando os digo que ni la inmensa fortuna que tiene es suficiente para dar una pátina de distinción a su figura.

Hoy está dispuesto a sorprendernos y, por lo que veo, se ha propuesto hacernos reventar si es necesario. Sirve un plato tras otro sin parar cuando, de repente, ¡llega lo mejor de la fiesta!

Al son de la música entra el cocinero al comedor seguido de tres cerdas adornadas con bozales y campanillas y, cuando todos pensamos que comenzarán a representar una función, va el anfitrión y manda sacrificar la cerda más rechoncha.

No han pasado aún diez minutos y vemos que ya traen una fuente con un enorme cerdo. Muy enfadado, Trimalción se pone a gritar que es imposible cocinar un animal como ése en tan poco tiempo, y se precipita a apalear al pobre cocinero por no haber limpiado debidamente el cerdo, pues parece que esta bestia está más gorda ahora que cuando se paseaba por la sala.

Escapándose de sus manos, se apresura el cocinero a abrir en canal el vientre del cerdo e inmediatamente empiezan a salir salchichas y morcillas a montones, provocando los aplausos de todos nosotros ante un prodigio tan sorprendente.

Nuevo rico, chabacano y fanfarrón, ¡sí señor! Pero ¡qué bien nos lo hemos pasado!




Hace unos días tuvo lugar la comida que cada año celebramos los vecinos de la calle Matas. Y, ¡pardiez, si nos lo pasamos bien! Allí cada uno trajo un plato para compartir, y estoy segura que los deliciosos manjares que llenaban la larga mesa de aquel encuentro no tenían nada que envidiar a los platos servidos en casa de Trimalción. Todo era casero, bien hecho y exquisitamente presentado. ¡En ningún restaurante hubiéramos  comido mejor!

Como a  nosotros nos tocó llevar el postre, decidí hacer la Tarta corona de chocolate que tanto nos gusta en casa, y estas Delicias de crema y fruta que hoy os presento.

Si os han llamado la atención, animaos a hacerlas porque -al contrario de lo que pueda parecer-  su preparación no es nada difícil.




Primero forramos una fuente de horno con papel, ponemos encima una lámina de hojaldre y la dividimos en 4 tiras de 6'5x25 cm. Las separamos un poco para que no se toquen, las pinchamos con un tenedor y las cubrimos con más papel. Para evitar que la pasta se hinche, ponemos encima otra bandeja de horno, y la horneamos durante 1/2 hora, o hasta que las tiras cojan un color dorado. Las sacamos del horno y las dejamos enfriar.

 Para hacer la crema pastelera, ponemos la leche al fuego. Abrimos la vaina de vainilla de arriba abajo, rascamos las semillas con la punta de un cuchillo y las ponemos (vaina y semillas) dentro del cazo de la leche. Cuando rompa a hervir, apagamos el fuego y dejamos infusionar un rato.

Batimos las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Añadimos la maizena, removemos bien y vertemos la leche colada. Ponemos el cazo a fuego lento y no paramos de remover hasta que hierva. Cerramos el fuego, damos una buena batida a la crema y añadimos la nata, removiendo suavemente. Cubrimos la crema con film transparente y la dejamos enfriar.

Ponemos la crema dentro de una manga pastelera y cubrimos la superficie de las tiras de hojaldre, haciendo un zigzag para que quede más bonito.




Lavamos y cortamos las frutas y las distribuimos encima de la crema pastelera de la manera que más nos guste.

Diluimos al fuego la mermelada con un poco de agua durante 2 minutos. La colamos y con un pincel barnizamos todas las frutas.




Ingredientes (para 4 tiras de 6'5 x 25 cm):
 
1 lámina de hojaldre
500 ml leche
1/2 vaina de vainilla
3 yemas
80 g azúcar
45 g maizena
50 ml nata
fruta variada (kiwi, higos, uvas, fresas, plátano, frambuesas, melocotón, moras, physalis)
2 culleradas de mermelada de albaricoque




Y si, mientras gozáis con estas Delicias de crema y fruta, deseáis recordar la cena de Trimalción y otros peripecias de Encolpio, leed  Petronio, Satiricón .  Cátedra, 2006.


Barcas de calabacín rellenas de verdura




Los invitados reían, la música sonaba por todo el barco y todo el mundo quería brindar por la felicidad de la pareja. El capitán Simon Reed se acababa de casar y, a pesar de la antigua superstición de los marineros que deía que viajar con la esposa daba mala suerte, él se había embarcado en febrero de 1748 a bordo del Lady Lovibond con Annette rumbo a Oporto. 

El primer oficial también estaba secretamente enamorado de la joven esposa del capitán y a cada celebración de la pareja, el corazón de John Rivers, corroído por los celos, urdía la peor de las venganzas. Así fue como, escondido bajo las sombras de la noche, mató el timonel dándole un golpe en la cabeza con una barra de hierro y acto seguido cambió el rumbo del barco dirigiéndolo hacia las Goodwin Sands, traidor banco de arena causante de innumerables naufragios. 

La sacudida repentina de la nave detuvo de inmediato la música, mientras los gritos de miedo y desesperación llenaban cada rincón del barco. Al tiempo que la nave se hundía, por todas partes resonaba la alegría estrepitosa de John Rivers celebrando el éxito de su revancha. 

Desde entonces, cada cincuenta años, cuando llega el 13 de febrero, el Lady Lovibond surge del fondo de las aguas y se pasea como un fantasma junto a las barcas que navegan por el Canal de la Manga.




Hace unos días La Tavella  me hizo llegar una cesta de fruta y verdura 100% ecológica, de proximidad, y con compromiso social. Y es que La Tavella es una iniciativa empresarial cuyo objetivo es integrar social y laboralmente personas con discapacidad intelectual y trastorno mental severo a través de la recuperación de la agricultura tradicional. 

En la cesta había un manojo de acelgas, una lechuga, 2 pepinos, 2 berenjenas, cebollas secas, tomates de ensalada, 2 mazorcas de maíz, manzanas Royal Gala, peras Conference e higos. Había también media docena de huevos ecológicos de gallinas criadas en corrales al aire libre y un bote de tomate triturado de agricultura ecológica. 

Puse todos estos productos dentro de una cesta de cáñamo y la verdad es que hacían mucho gozo. Y enseguida pensé que podía preparar unas Barcas de calabacín rellenas de verdura. ¿Os animáis a hacerlas? 

Empezamos cortando los calabacines por la mitad y cociéndolos al vapor unos 12 minutos. Con una cuchara los vaciamos y los ponemos boca abajo en un plato para que suelten toda el agua. 

Cortamos la cebolla a dados y la cocemos a fuego suave hasta que esté transparente con 2 cucharadas de aceite y el ajo, cortado también muy pequeño. Entonces añadimos el pimiento y la berenjena, también en dados, y los salteamos. Ponemos la pulpa de los calabacines cortada en trocitos, una cucharada de tamari y hojas de tomillo fresco. 

Salpimentamos los calabacines, los rellenamos con la mezcla de verduras y  esparcimos por encima las almendras laminadas. Los ponemos a gratinar en el horno, precalentado a 180º, hasta que la almendra empiece a estar dorada.




Ingredientes (para 2 personas):

2 calabacines
2 cucharadas aceite de oliva virgen extra
1 cebolla
1 ajo
120 g pimiento rojo
100 g berenjena
1 cucharada tamari
2 ramitas tomillo fresco
1 cucharada almendra laminada
sal
pimienta recién molida




Aparte de buenas, no me negaréis que estas Barcas de calabacín rellenas de verdura tienen una presencia muy bella. Estoy convencida de que habrían complacido el paladar del capitán Simon Reed y de todos los que viajaban a bordo del Lady Lovibond

Hoy no os recomiendo ninguna lectura, sino la audición de una de las canciones más bonitas que existen: Veles e vents, basada en un poema de Ausiàs March y  con la voz de Raimon.


Coulant de chocolate con crema inglesa




Dirías que son unos vagos, éstos, siempre arriba y abajo sin perder la sonrisa pícara de quien se cree afortunado. Con su juguete entre las piernas, no se pierden ninguna fiesta. Y, aunque algunos piensen que sólo son chatarra, pardiez,  ¡menudos juguetes! ¡La envidia de toda la comarca!

No conocen el miedo, y ninguna tormenta ni el sol más abrasador los aleja de las aventuras más audaces. Como las criaturas, no ven el peligro en ninguna parte y todo lo que es imposible a nuestros ojos resulta en sus manos una dulce peripecia.

Son tan presumidos que inmortalizan cada proeza con mil fotografías, escondiendo la barriga, si es necesario, y mostrando su mejor rostro, sin importarles un bledo los arañazos del día ni los litros de sudor que chorrean por su cuerpo.

Son los nuevos aventureros, los dueños de nuestras cumbres y los reyes de la bici. Siempre dando un paso adelante sin abandonar al compañero que se esfuerza atrás. Incansables, fuertes, simpáticos ... y ¡buenas personas!





Ayer sorprendí estos héroes de la bici con un avituallamiento en Les Fonts de Rellinars. Los deberíais haber visto comiendo como gigantes hambrientos! Y agradecidos como son, correspondieron a mi sencillo tentempié con comentarios muy halagadores.

Tajadas de sandía y melón se convirtieron en el mejor de los postres para saciar la sed, pero me hubiera gustado haberlos sorprendido con alguna de mis preparaciones. Estoy segura que este Coulant de chocolate con crema inglesa habría sido el mejor de los regalos. ¡Os los dedico, chicos!

Y si vosotros también los queréis hacer, ya podéis tomar nota.

Empezamos preparando la crema inglesa, batiendo las yemas con el azúcar hasta que blanqueen. Vertemos poco a poco la leche caliente, mientras vamos removiendo con el batidor. Añadimos la vaina de vainilla abierta de arriba abajo y ponemos el cazo a fuego muy suave. Vamos removiendo mientras vigilamos que la temperatura no pase de los 80º. En ningún caso debe hervir, y cuando la crema empiece a espesar, ya podemos sacarla del fuego.

La colamos y la ponemos en un bol, que rodearemos de cubitos para que la crema enfríe rápidamente, mientras la vamos removiendo.

Para hacer los coulants, encendemos el horno y lo ponemos a 230º. Preparamos primero los moldes de esta manera: cubrimos una fuente con papel de horno y ponemos encima un aro de cocina, que forraremos  también con una tira de este papel, un dedo más alto que el aro.




Y, para que la preparación no salga por la base, la rodearemos con más papel y lo ataremos con un cordel.




Fundimos al baño María el chocolate y, fuera del fuego, añadimos la mantequilla. Batimos los huevos con el azúcar, añadimos primero el chocolate y luego la harina y la levadura.

Vertemos dentro de los moldes la mitad de la preparación. Cortamos el chocolate en 3 trozos y los ponemos dentro de los moldes. Los cubrimos con el resto de la masa, y los horneamos 10 minutos.

Sacamos el papel y el aro del coulant y lo ponemos en el plato. A continuación vertemos la crema y espolvoreamos encima del coulant el azúcar glas. Decoramos con unas hojas de menta y una flor de pepino.




Ingredientes (para 3 coulants de 10 cm de circumferencia):

Para la crema inglesa:
1/4 l leche
2 yemas
40 g azúcar
1/4 beina de vainilla

Para los coulants:
100 g chocolate
50 g mantequilla
3 huevos
60 g azúcar
30 g harina
1 cucharada levadura
100 g chocolate

Para decorar:
1 cucharadita de azúcar glas
hojas de menta
3 flores de pepino




Creo que para acompañar este Coulant de chocolate con crema inglesa ningún libro hay más apropiado que Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros, de John Steinbeck. EDHASA, 2003.

De los nobles caballeros, ya os he hablado en el encabezamiento de este post. Y si os preguntáis quién es el rey que los guía por las cumbres de nuestra tierra, dándoles con su ejemplo el coraje necesario cuando las fuerzas empiezan a menguar, aquí lo tenéis: Diesel es su nombre en el campo de batalla.


Con este Coulant de chocolate con crema inglesa participo en la proposta que hacen Els fogons de la Bordeta   y  Xocolata desfeta    para   La recepta del 15   y que este mes está dedicada al chocolate.





Tarta de manzana




¡La he matado! ¡Sí, la he matado! ¡A mi mujer, la madre de mis hijos, mi vida! He descuartizado su cuerpo y lo he arrojado al río porque no merecía mejor suerte! La he matado por adúltera y por mala mujer. ¿Qué otra cosa podía hacer, sino?

Yo, que amándola con locura y viendo con gran dolor  que una enfermedad la iba debilitando cada día más, removí cielo y tierra para saber dónde podía encontrar aquellas manzanas que tanto le gustaban y podérselas ofrecer. Quince días he estado lejos de casa y no he regresado hasta haber conseguido tres piezas ... ¡Las manzanas más sabrosas del mundo!

El corazón me ha dado un vuelco cuando he visto esta mañana cerca de su casa un joven apuesto que corría con una manzana en las manos, una manzana tan idéntica a las mías que parecía  arrancada del mismo árbol, y no me he resistido a preguntarle de dónde la había sacado.

¡El muy canalla va y me dice con una sonrisa de pícaro que la había cogido de casa de su amante, a quien el infeliz de su marido se la acababa de regalar! He ido corriendo a casa como un poseso y, tras comprobar quee, efectivamente, sólo quedaban dos, he preguntado a mi mujer dónde estaba la tercera manzana.

Ella no ha sabido qué responder, y he notado en seguida su turbación. La sangre me ha subido a la cabeza y he hecho una locura ... Debería haber salido tras del bribón, pero en lugar de eso he ido a la cocina y he cogido un cuchillo ... ¡Oh, Cielos! Como explicaré ahora a mis hijos dónde está su madre? ¿Qué les diré cuando pregunten por ella?  Pero ... veo que el mayor está llorando. ¿Habrá visto la atrocidad que acabo de cometer?

- Hijo, ¿qué tienes? ¿Por qué lloras?

- ¡Es que me ha pasado algo horrible, papá! He cogido una de las manzanas de  mamá y la he sacado a la calle para verla mejor, pero ha venido un chico muy, muy alto, me ha dado una colleja y ¡me la ha robado! Le he suplicado que me la devolviera, que era un regalo que tú habías hecho a mamá porque estaba enferma, pero se ha ido corriendo sin hacerme caso ... ¿Qué le diré ahora a  mamá cuando pregunte dónde está la manzana que falta?




Las manzanas de esta tarta no están envueltas de una historia tan triste como la que os acabo de contar, pero os puedo decir que han venido directas del huerto de mi padre a nuestra mesa. Y estoy segura que son tan sabrosas como las que provocaron aquella desgracia.

Si os ha llamado la atención esta Tarta de manzana, y os gustaría hacerla, seguid simplemente mis indicaciones.

Empezamos preparando el relleno. Ponemos las manzanas, peladas y sin el corazón, dentro de una olla con el agua, el azúcar y la canela, y las cocemos 15 minutos o hasta que veamos que las manzanas están  blandas. Las ponemos en un plato y esperamos que enfríen un poco.

Encendemos el horno y lo ponemos a 180º. Forramos un molde redondo desmoldable con la lámina de hojaldre, haciendo con los dedos un borde ondulado. Pinchamos la base con un tenedor para que no se hinche, y vertemos la manzana cocida.




Sacamos el corazón a las otras manzanas y las cortamos -sin pelarlas- en láminas de 1/2 cm. Las repartimos en forma circular por toda la superficie, esparcimos el azúcar por encima y horneamos la tarta durante 1/2 hora o hasta que haya cogido un color dorado. La dejamos enfriar.




Trituramos las dos mitades de melocotón con su almíbar. Cocemos este puré a fuego suave hasta que empiece a espesar. A continuación lo vertemos de manera uniforme sobre el pastel ayudándonos, si es necesario, de un pincel.




Ingredientes (para a un molde de 25 cm de diámetro):

1 lámina de hojaldre
1250 g manzanas ecológicas
2 cucharadas de agua
50 g azúcar
1 canela en rama

700 g manzanas ecológicas
2 cucharadas de azúcar

2 mitades de melocotón en almívar
100 ml almívar




La historia que encabeza esta Tarta de manzana está basada en el cuento de Las tres manzanas, de Las mil y una noches. Volumen I, noche 18. Cátedra, 2007. ¿No es una buena ocasión para releer algunos de los cuentos que han llenado los primeros años de nuestra vida de aventuras fantásticas?